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El rostro intimidante que muestra el polaco Jakub Blaszczykowski cada vez que celebra un gol es capaz de asustar a cualquier rival, incluso cuando es por alegría.
Y verlo tan eufórico en la cancha este sábado, trajo a la mente de los aficionados la terrible historia detrás de este jugador, a quien aplaudieron después de haber colocado el primer gol para Polonia ante Suiza, que le dio la opción de irse al tiempo extra y a los penaltis, donde selló 5-4 su boleto a los cuartos de final de la Eurocopa.
Cuando tenía 10 años, el ahora jugador polaco y su hermano, vivieron la peor etapa de sus vidas al haber sido testigos de cómo su padre asesinaba a puñaladas a su madre después de haber sostenido una fuerte discusión.
La justicia condenó a 15 años de prisión al padre de Jakub y aún después de haber quedado en libertad, Jakub y su hermano no volvieron a tener relación con él, solo asistieron a su funeral.
“Sé que ese recuerdo me va a acompañar el resto de mi vida. Daría todo lo que fuera a cambio de que mi madre estuviera viva. Lo que ocurrió dio un giro de 180 grados a mi vida. Fue como si una roca hubiera caído sobre mi cabeza y una semana después despertara y tuviera que volver a comenzar con mi vida y sobreponerme a todo como si nada hubiera ocurrido. Nunca entenderé lo que pasó ni la razón por la cual pasó”, ha declarado el polaco en más de una ocasión.