En la Frida de Salma Hayek (2004) aparte de las correctas caracterizaciones, lo que más llegaba al corazón, como esos piquetitos, no sólo era la ronca oscuridad existencial de Chavela Vargas, sino ese fuego que desgarra el alma encarnado en la voz de una apenas conocida Lila Downs, que así como cantaba La Llorona con mariachis definía ella misma en una de las canciones lo que representa en la música latina y en lo que México mismo significa para su alma y su historia: “Y ella es flama que se eleva, es un pájaro a volar”.
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Una inagotable que ha mostrado a través de la majestuosa cultura oaxaqueña nuestra propia riqueza y nuestras propias historias. Porque desde la entrañable Palomo del Comalito, la sofisticada Quizás, o la desgarradora Cielo Rojo, hasta la muy contestaria y latinoamericana Zapata se queda (cantada con Toto la Momposina) Lila ha sido una contadora de todas nuestras historias.
Esas que volverá a narrar con su belleza y poder interpretativo en Dos Corazones Tour el 16 y 18 de mayo en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo en Bogotá, Colombia, donde los espectadores podrán sentir el mezcal, el comal, el huipil y más elementos contrastantes y milenarios a través de los sonidos.
Con nuevo proyecto en ciernes, y con un disco presentado en el Palacio de Bellas Artes el año pasado, Lila habló con NUEVA MUJER sobre la cultura ancestral, la neocolonización y por supuesto, la música.
Ya hay muchas voces en México y Latinoamérica celebrando su relato originario en varias industrias culturales. ¿Cómo te sientes al ser la pionera y que tu voz se ha amplificado?
Lila Downs: creo que son contribuciones a movimientos sociales. Si no existiese el arte, siento que esto estalla. Es una terapia a la que vas y compartes tu estado de ánimo constante, y, aunque parece que es medio estable la cosa, si tú no tuvieras esa terapia, es más probable que en un momento estalles porque tienes muchas cosas que se van guardando.
Y yo creo eso del arte. Este ha hecho que podamos hablar, dialogar, soñar, pensar en quiénes somos, cuál es nuestra identidad, quienes queremos ser. Porque siempre se está mirando a un futuro también. Eso, aunque los latinos seamos siempre de gozar el ahora.
En tu último álbum recorres las vivencias de tus últimos años. ¿Cómo llegar hacia algo tan poderoso, un elemento siempre presente en tu trabajo?
Lila Downs: muchas gracias, qué honor. Creo que es seguir verdadera a mis pensamientos, a mis creencias, a conectar con la tierra, a conectar con las personas que me alimentan con su manera de ver la vida. Como le platicaba a uno de tus compañeros, un día es una experiencia para mí, que es única, y que es profunda.
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Yo vivo de nuevo en una comunidad aquí, en Oaxaca, en mi tierra, y es ir con una señora que está echando tortilla, como decimos, y acompañarla un momento, platicar con ella, si se dejan, porque a veces son bien bravas y no nos cuentan nada (risas), pero a veces nos cuentan sobre la milpa, sobre el hongo que hubo ese año, sobre la lluvia, el tipo de insecto que llegó a hacer bien en vez de mal. Es vivir ese tipo de conversaciones que nos devuelven a la biología, al entorno en el que estamos viviendo, y también que nos devuelven atrás, en la historia. Nos hace recordar quiénes son nuestras abuelas, y que estamos conectados con esa realidad hermosa.
¿Qué historias de la mexicanidad y latinidad te faltan por contar?
Lila Downs:. yo creo que esa perspectiva biológica. Hay algo en hablar de los hongos y la fermentación. En este momento también son importantes en contextos como el hipster. Y yo he pensado en que estos fermentos son muy ancestrales, aunque estén de moda y sería bueno saber de dónde vienen y por qué.
Eso me interesa, porque es como ir tiempo atrás y entender por qué es importante. Aquí en México existe el pulque, una bebida fermentada del maguey, y mucha gente le hace el feo todavía. A pesar de que se le ha tratado de legitimar desde los tiempos coloniales. Y luego entró la cerveza y todas esas bebidas europeas, por supuesto.
Entonces, retomar el amor por esos productos ancestrales me apasiona mucho.
En ese sentido, también has explorado mucho varios géneros en Latinoamérica con variedad de colegas. ¿Qué te falta por explorar?
Lila Downs: fíjate que acabamos de terminar un disco que se llamará La Sánchez y que son canciones principalmente en el estilo del regional mexicano del Norte. Nos fuimos para allá y conocimos a un productor muy joven, de 28 años, que ha hecho un trabajo con temas míos, originales, y con temas muy hermosos de otros compositores. Así que ese será el próximo proyecto.
¿Por qué México es una fuente inagotable de música e historias para ti?
Lila Downs: pues creo que en cada región tenemos el gusto por una música en particular y eso me encanta, que sobrevive, a pesar de tratar de borrarnos la memoria, que nosotros mismos lo hemos tratado de hacer con nosotros mismos (risas), esto existe. No hay manera de apagarlo. Esto se sale por nuestros poros y por nuestra expresión más profunda y también la más ligera y alegre de nuestra existencia. Y creo que eso también es importante exhibirlo y celebrarlo. Y siempre ponerle foco ahí.
Eso me interesa mucho: a través de las canciones, poder hacerlo y compartirlo con el público que yo tengo el privilegio de abordar.
— Lila Downs
También has trasladado las lenguas originarias mexicanas a tu música. ¿Cómo ha sido ese proceso de ponerlas en canciones?
Lila Downs: es una situación muy difícil de ver que algunos de los idiomas, y van para allá varios de ellos, llevan muriendo, ¿no? Entonces eso me da mucha tristeza y estoy trabajando ahora con un compañero lingüista, escritor, que está ahondando mucho en este proceso, justamente.
Él ha trabajado 20 años en esto, y me ha tocado ahora trabajar mucho con él. Se llama Víctor Cata y es un gran escritor que ha trabajado mucho desde su región zapoteca, para enseñar a los niños a hablar y vivir, sin vergüenza, su idioma zapoteco. Así tenemos muchos proyectos diferentes en las regiones de nuestro estado. Creo que, en ese sentido, Oaxaca ha sido una gran escuela para otros países. porque creemos en ese futuro en el que no nos desprendemos de la importancia de nuestra identidad.
Pasa algo muy curioso: que en la visibilización de estas identidades, ahora se generan productos para el consumo blanco. Llegan la gentrificación y la colonización. ¿Qué piensas al respecto?
Lila Downs: es inevitable cuando un lugar necesita de una economía extranjera y de personas que vienen de fuera. Y nos está pasando acá en Oaxaca: hay una situación en la que no veíamos antes a tanta gente de Norteamérica y Europa. O Suramérica. Y pocas veces son personas que no conocen nada sobre nuestra cultura y las culturas milenarias y entonces conocerán un poquito. Y la importancia está en cómo nosotros queremos que venga ese turismo, cómo ordenarlo y qué permitir y qué educar. Si nosotros tomamos las riendas de nuestro futuro, entonces no habrá ningún peligro, porque entonces estamos compartiendo esta riqueza cultural protegiéndola siempre.
Basándonos en esto, ¿cómo podemos decolonizarnos y acercarnos a las otras culturas y etnias en Latinoamérica con respeto y sin exotizar o ser salvadores blancos?
Lila Downs: es abrir tu pensamiento y ser humilde. Porque creo que siempre en la historia, en la mayoría colonialista hay ese pensamiento de “ser mejor qué” a la cultura o a la persona que se está abordando. Y siempre querer aprender cuál es tu visión, cuál es tu cultura. Si yo vengo de fuera, debo respetar ese lugar y tratar de aprender de él en vez de forzar esa visión sobre las otras personas. Y sí, especialmente cuando se es una persona blanca, (yo tengo familia en parte blanca) y es decirles “esto es así”. A veces hay buena voluntad y a veces no, entonces, hay que tener buena voluntad para que este mundo cambie más y sea más armonioso.