Estilo de Vida

Hoteles Panamá todo incluido: W Mystical Trip da sofisticado bienestar en el Caribe

El W Panamá provee una experiencia única que combina no solo el diseño y la vida nocturna, sino que se nutre del alimento del alma y el cuerpo

Los hoteles en Panamá todo incluido, como el W a nivel mundial han destacado por ser sofisticados referentes de vida nocturna y diseño extraordinario. Pero en un mundo que desde 2020 comenzó a preocuparse por su propio bienestar y también a pensar en alternativas y certezas para la vida más allá de lo ofrecido por ‘la razón’ occidental, el hedonismo también podría dar paso a prácticas que ofrecieran el mismo nivel de satisfacción y diversión.

Es por eso que el W Panamá, que es el hotel con el diseño más consciente y curado de Latinoamérica al contar la historia del país de una manera dinámica y ecléctica, ahora ofrece a los viajeros el Mystical Trip, donde aparte de probar exquisiteces de la comida internacional o nadar en la piscina viendo el ensoñador paisaje urbano, estos pueden acceder a clases de yoga, vivir un brunch con cócteles astrológicos e incluso hacerse leer las cartas. O por qué no, vivir en el destino experiencias igual de ‘místicas’.

Claro, la astrología, tan popular en la cultura actual, con apps, cuentas de Instagram, hace parte de este viaje desde que usted pone los pies en la espléndida y espaciosa suite (que involucra molas, de la comunidad Gunadule de Panamá, que es el país de Latinoamérica que más protege el arte de las comunidades y lámparas que evocan a la migración china de este país, entre otros detalles que combinan artesanía y contemporaneidad), le dan una caja de regalo con artesanía nacional, una piedra energética y una bienvenida con la constelación de su signo.

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Esto también se extiende a la experiencia de spa, donde este recibe un aceite especial basado en la energía de su signo y un desayuno con mimosas acompañado de un masaje relajante y un baño de burbujas. Claro, también puede asistir al turco y el sauna a elección o irse a nadar al Wet Deck.

Ahora, si el viajero es más dinámico claramente disfrutará la clase de yoga del primer día. Igual, es una práctica que le permitirá descontracturar cualquier articulación o músculo que esté en problemas por el estrés cotidiano a través de su vertiente lunar. Esto viene acompañado también de una cena ligera, que puede intercalar con platos como un Salmón del Pacífico, Sushi, sándwich de atún o pizza de Panceta, combinado con la coctelería de autor y su bebida estrella, como el SpeakEasy, que con su color rosa, y nitrógeno, envuelve dulcemente al comensal.

Pero sin duda, lo que más atrae en la noche es el Night Brunch Mystical experience, donde se puede vivir una lectura de Tarot donde probablemente al viajero no le digan si se casará con Pedro Pascal en seis meses, pero sí donde puede obtener herramientas para aplicar en su cotidianidad. Igual, puede acceder a varias marcas de jabones, alimentos, aceites esenciales y hasta de joyas (cuarzos de energía) que puede adquirir con su explicación respectiva para la necesidad específica que tenga (relajación, energía, etc).

Todo, acompañado de un amplísimo brunch que incluye carnes, pastas, arroces orientales, sushi y una divertida variedad de postres que complementan los cuatro cócteles estrella hechos expresamente para esta experiencia: Agua, Tierra, Fuego y Aire, claramente inspirados en los elementos de los signos del zodíaco.

Y, ¿en qué consisten? por ejemplo, el de fuego tiene whisky Jack Daniels, carbón activado y hasta garnish de romero flameado. El de aire, obviamente, es impulsado por la ligereza: la cachaza, el zumo de limón y la clara de huevo crean una mezcla azul, espumosa, que puede combinar con entradas con salmón ahumado, por ejemplo. El de Tierra, como no, tiene jengibre, oporto y martini y el de Agua es una mezcla entre mezcal y tequila servida en la tradicional ‘totuma’ artesanal’. Si luego le alcanza la energía y no tiene tanta llenura, está invitado a bailar con el DJ y su exquisita playlist de turno.

Caribbean Power, Elegancia Tropical

El Casco Viejo de Panamá tiene el encanto del esplendor caribeño de antaño. Ese colonial, ese del trasegar mismo del país en toda su historia. Y allí, en medio de la peculiar arquitectura, puede ir a un rincón de ron: Pedro Mandinga, la única marca panameña donde puede probar ron de raspadura artesanal, y hasta de café.

Por la pureza de su producción, y por mantener la tradición en cuanto a procesos de sus destilados, este licor es una joya que se puede probar en cócteles, puro o a través de una botella que refleja su elegante estética tropical. Y para seguir deleitándose en ella también el viajero puede visitar el Museo de la Mola, donde verá la historia de la cosmogonía de la comunidad Gunadule, y también donde retendrá su aliento ante el majestuoso ‘Árbol de la vida’, donde están representados en orden ascendente todos los elementos del agua, el aire y la tierra que ha creado esta comunidad.

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Igualmente, El Museo del Canal ofrece una historia completa del país. Sus luchas, sus migraciones, sus modos de vida, siendo muy interesante ver incluso las interpretaciones y revisiones sobre la misma a través de experiencias multimedia sobre la invasión estadounidense de 1989 o los trabajos de arte sobre la comunidad afroantillana y sus modos de vida, invisibilizados en la zona de la construcción del canal. Y cómo no: hay que ver el Canal así quien lo visite no se lo navegue: ya es suficiente espectáculo ver a los enormes barcos de contenedores pasar a través de esta inmensa obra de ingeniería.

Por otro lado, para tener otra experiencia ‘mística’ puede ir al restaurante mexicano, de arte kitsch y gótico en Místico Restaurante, donde el comensal puede tomarse un Old Fashioned como si pasara por un filtro, o un cóctel de tequila con nitrógeno. Esto, con langostinos, o un exquisito Rib Eye, o un pollo con mole, para terminar con unos churros acompañados de chocolate y dulce de leche.

Y para cerrar con broche de oro: una tarde de compras en Multiplaza, donde encuentra las mejores marcas de lujo, fast fashion y moda premium a precios absolutamente cómodos y en los que puede llevarse maquillaje, perfumes, accesorios o lo que usted quiera para complementar su viaje en uno de los mejores lugares de hacer compras en Latinoamérica. Pero, si no lo mueve tanto el consumismo, si quiere, puede ir a hacer deporte al Corredor del Mar, donde podrá disfrutar la brisa del Pacífico montando una patineta, o una bicicleta.

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Panamá es mística y un destino que comienza a despuntar con sus miles de historias, miradas y actividades. ¿Y por qué no hacerlo a través de una experiencia a través del bienestar, la cultura y el placer? Como decía la legendaria editora de Vogue Diana Vreeland, ‘el ojo tiene que viajar’.

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