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Amy Adams: “Resonó en mí esa profundidad de desesperación”

La actriz estadounidense protagoniza ‘Nightbitch’, una película ambiciosamente extraña, una fábula catártica y oscuramente divertida sobre cómo la maternidad cambia a las mujeres, al obligarlas a someterse a una fisicalidad salvaje, una experiencia abrumadora pero, en última instancia, liberadora

Amy Adams en Nightbitch
Amy Adams en Nightbitch

En su nueva película, ‘Nightbitch’, Amy Adams interpreta el personaje de una artista, conocida sólo como Madre, que deja su trabajo en una galería para cuidar a su hijo pequeño. Sufriendo de falta de sueño, agitada por el tedio de la vida doméstica y aburrida por las tareas básicas que la rodean, Madre se da vuelta y experimenta una transformación salvaje: sus sentidos se agudizan, le sale una cola y seis pezones nuevos, y comienza a desear carne cruda.

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Inspirada en el bestseller de Rachel Yoder, la historia se desarrolla dentro de la cabeza de Madre, y nunca queda claro si lo que está sucediendo es real o no.  La cinta está marcada por su brutalidad gráfica, incluida una escena en la que Madre, enloquecida por tener que cuidar de otra criatura más: el gato de la familia, lo destroza con los dientes.

En esta entrevista con Amy Adams, la estrella nos revela cómo el personaje se alimenta de la ira, de la rabia que la madre siente hacia el personaje conocido como Marido, que siempre está en viajes de negocios, que ronca y describe así mismo como un gran cuidador del niño. Poniendo en primer plano la depresión postparto, la cinta es conmovedora por su alegato contra la soledad de las mujeres.

P: ¿Qué fue lo que te cautivó y con lo que más conectaste para querer asumir el papel de Madre?

AMY: Me cautivó la novela.  Me trajo el manuscrito, antes de que se publicará,  Sue Naegle, que entonces estaba en Annapurna Pictures. Me pareció que Rachel Yoder tenía una perspectiva única y una forma de narrar muy original.  Pensé que ofrecía muchas oportunidades para explorar temas de la comunidad femenina, de transformación, por supuesto, de maternidad, paternidad y relaciones.  Había muchas cosas en esta obra con las que me identificaba; sí, ser madre, pero también ser esposa, ser humano.  Me interesaba la calidad salvaje del monólogo interno de la madre, sin filtros. Ese monólogo conecta conmigo.  Me pareció que podría ser una gran oportunidad cinematográfica para explorar diferentes técnicas de narración.  Además, Marielle Heller es una gran escritora y directora.

P: Además de protagonizar, también eres productora de este proyecto.  ¿Qué supuso asumir ese rol de líder en el proyecto?

AMY: Una gran parte de mi quería desarrollar una lluvia de ideas sobre la voz del personaje. Marielle Heller me ayudó. Ella estaba en lo alto de mi lista de cineastas con las que quería trabajar, y durante mi búsqueda de director, hablamos sobre la perspectiva de la historia. Ella cuenta con un gran equipo y sabía que al contratarla tendría una perspectiva muy sólida.  Es una cineasta con su propio estilo artístico y he querido, como productora, brindarle el mejor ambiente y ayudarla para que pueda elevar su voz.

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P: ¿Qué buscabas con esta historia?

AMY: Bueno, sabía que la narración era muy específica y sabía que tendríamos que tener a alguien al frente que no tuviera miedo de explorar el tono y el género.  En su otra película, Marielle hace un gran trabajo al usar la narración creativa para explorar más allá de lo típico con  técnicas de narración inusuales. Tiene una manera maravillosa de crear personajes que están muy bien equilibrados, en los que se abordan de manera muy justa temas poco convencionales. No hay necesariamente un antagonista y un protagonista. Me gusta su conexión con la verdad de la experiencia humana en cualquier situación.  Además, ella también había tenido un bebé durante la pandemia, y tenía una relación personal con las ideas de aislamiento.

P: De todos los temas universalmente relevantes que explora la película, ¿cuál resonó más en ti personalmente?

AMY: Creo que lo que más resonó en mí fue la identidad y esos momentos en los que nos sentimos algo separados de nuestra visión personal de nosotros mismos, como atrapados entre dos lugares de nuestra vida: la carrera y la familia. Esa idea de estar dentro de un espacio invisible y sentir que no estás seguro de cómo te ve la gente.  Quiero decir, muchas veces, cuando habla sola, cuando la vemos en la cama, se juzga a sí misma y piensa que podría haber hecho todo mejor, y que todo es culpa suya, y si hubiera hecho algo diferente, su vida sería diferente.  Eso fue muy identificable.  Creo que cuando ella reconoce su aparente insignificancia en la escena de la ensalada de col rizada,  me llamó la atención mientras lo decía, realmente resonó en mí esa profundidad de desesperación, de verdad.

P: Tengo curiosidad por saber cuáles de tus propias experiencias pudiste canalizar para hacer de Madre un personaje tan crudo y auténtico.

AMY: Hubo muchas.  Una de las cosas con las que me identifiqué profundamente fue la relación de los adultos y la falta de comunicación.  Me encanta que ella no retrata al padre como un villano.  Él no es el antagonista de ninguna manera.  Hay una falta tan profunda de conexión y comunicación sobre lo que está sucediendo que me identifiqué con cómo ella pensó que podía lograrlo.   Ella pensó que podría hacer que todo funcionara.   Creo que ese tipo de responsabilidad que ella asume de ser la única persona que puede cambiar todo para todos, es algo que yo hago.

P: ¿Te inspiraste en alguna película, libro o anime para entender la transformación de tu personaje?

AMY: Sí.  Estudié ‘Metamorfosis’ durante mi época de estudiante. Me fascinaba esa novela. Creo que fue una de las primeras novelas que leí. Conocerla me ayudó a comprender las imágenes y la escritura, pero hasta ese momento solo la había leído por el contenido y al rodar este filme profundice en subtexto.  Ese fue mi homenaje personal al autor.  Aunque en realidad, es mi propia experiencia con la maternidad y estar cerca de mis amigos y familiares que han pasado por lo mismo. Dedico este filme a mis amigas que han vivido algo tan poderoso como el acto de dar a luz.  Aproveché la experiencia que tengo de las mujeres que me rodean, las que son madres y las que no, que pasan por estos momentos transformadores en sus vidas, y cómo eso, a veces, puede ser una experiencia muy animal para crear el personaje.

“Me interesaba la calidad salvaje del monólogo interno de la madre, sin filtros. Ese monólogo conecta conmigo. Me pareció que podría ser una gran oportunidad cinematográfica para explorar diferentes técnicas de narración”.

—  Amy Adams, protagonista y productora de ‘Nightbitch’

P: ¿Por qué crees que la maternidad se ha convertido nuevamente en este estado glorificado de ser mujer después de que en los años 60 y 70 pasó a un segundo plano en las carreras de tantas mujeres?

AMY: Creo que es muy específico.  No creo que exista una experiencia universal de maternidad.  Sospecho que al estar en una especie de sociedad instantánea de las redes sociales impulsada por la percepción, creemos ver una glorificación.  Pienso que cada mujer tiene una experiencia única e individual con la maternidad.  Y creo que esa es una de las cosas que ilustra la película: el viaje de cada mujer hacia la autorrealización y la maternidad. O su elección de no tener hijos.  En mi caso, he aprovechado para hablar de algo que es importante para mí y que desearía haber sabido cuando nació mi hija: esa profunda necesidad de comunidad y conexión. Hacen falta  más recursos para las mujeres que nos rodean, para las familias que nos rodean, para nosotros.  Porque no siempre estamos conectados dentro de nuestras comunidades y la maternidad y la paternidad pueden resultar bastante aislantes.  Sentimos que deberíamos tener las respuestas, cuando en realidad, solían transmitirse dentro de la comunidad y el grupo ayudaba a criar a los niños.  No quiero hacer declaraciones generales porque conozco a muchas mujeres y cada una de ellas tiene una experiencia diferente con la maternidad.

P: La película es muy poderosa y metafórica.  ¿Tuviste  problemas para diferenciar entre los sentimientos internos de su personaje y la realidad?

AMY: Bueno, creo que si estoy haciendo bien mi trabajo,  a veces tengo lo que llamo experiencias extracorporales, en las que empiezo a sentirme un poco mal por dentro. Me conecto con mi familia cuando llego a casa, lo que es muy reconfortante cuando haces una película de este tipo.  Necesito estar conectada con mi propia vida.  Pero me encanta cómo mi personaje explora estos temas de misticismo sin decir nunca lo que ella cree o lo que realmente está sucediendo. Me encanta la forma en que Marielle maneja  ese aspecto de la narración.

P: Tanto Madre en ‘Nightbitch’ como Ashley en ‘Junebug’ buscan comprensión y un sistema de apoyo de sus seres más cercanos.  ¿Por qué tienes tanto interés en estos temas?

AMY: Es cierto. La gente ha comparado a las dos y me gusta porque Madre parece la venganza de Ashley.  Me encanta.  Sí.  Es esa idea de buscar comunidad y conexión y no poder comunicar lo que necesitamos.  Son personajes muy dispares en sus deseos. Pero al mismo tiempo, existe un sentimiento profundo que no se ve. Las dos utilizan técnicas muy diferentes para hacerse ver y tienen enfoques diferentes.  Pero me encanta que la gente vea a Ashley porque es un personaje muy valioso para mí.

P: Como padres, todos podemos identificarnos con el estrés de la maternidad y paternidad a tiempo completo, especialmente cuando el niño es pequeño.  ¿Te  identificas con esa angustia vital?

AMY: Sí.  Definitivamente  he vivido partes de esa idea. Mi marido estaba mucho más presente que el marido de Madre. Yo tenía un sistema de apoyo que fue de gran ayuda.  Es gracioso porque ahora miro hacia atrás y las cosas que parecían monótonas, como la hora de dormir, las aprecio ahora como un tesoro. Mi hija se dio cuenta de que me quedaría con ella mientras siguiera pidiendo cosas. Me decía cosas como: cántame esta canción, cántame esa canción, léeme este libro… quería que me quedara todo el tiempo que ella me pedía.  Y hubo momentos en los que pensé, en serio, ¿no te vas a dormir?   Pero ahora  que ha cumplido 14 años daría cualquier cosa por volver atrás y estar con ella horas leyéndola el mismo libro cuatro veces. Tuve una de esas hijas que prosperaba con un horario estricto y debía cumplir esos marcadores. Los hijos te cambian la vida, te obligan a  tener un horario muy específico. Para mí, lo más difícil fue identificarme con ese cambio de identidad.

P: Todos sabemos que tienes una hermosa voz para cantar y ahora ‘Nightbitch’ se convertirá en un musical.  ¿Estarías interesada en asumirlo?

AMY: [risas] Oh, Dios mío. Me gustaría ver cómo van a traducir la obra sobre  el escenario.  Pero sería genial.  Como mamá, siento que todos tenemos un animal dentro de nosotros, o tenemos un lado animal.  ¿Qué desencadena ese animal en ti? ¿Sientes que hay un espíritu animal en ti?  ¿Qué es ese espíritu animal?  Si alguien se mete con mi hija, me pongo muy, muy salvaje, o si siento que ella está amenazada de alguna manera.  Eso es lo que más lo impulsa.  Si tuviera que mostrar mis espíritu animal, creo que elegiría ser un lobo, porque soy una especie de animal de carga y disfruto la cercanía de un grupo muy unido a mi alrededor. Y me gusta la forma en que los lobos se ayudan mutuamente y se mantienen conectados.  Eso, o un elefante.  No lo sé.  Pero los elefantes también son un grupo muy unido.  Creo que me atraen mucho los animales que tienen un grupo unido.

P: ¿Qué aprendiste al hacer ‘Nightbitch’ y que buscas ahora en tu trabajo futuro?

AMY: Realmente me reté a mí misma a no mirarme en absoluto y experimentar todo lo que fluía a través de mí.  Creo que la naturaleza de la forma en que trabajamos con el niño me permitió estar presente, permitiendo que las emociones fluyeran a través de mí, sin tratar de controlarlo todo.  Siempre estoy trabajando para que todo fluya y dejar que lo bueno y malo, suceda sin juzgarlo.  Tiendo a preocuparme, a ponerme ansiosa y Nightbitch fue el comienzo de este viaje actual en mi vida.

98 minutos

dura la película ‘Nightbitch’

Mira el trailer de ‘Nightbitch’

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