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“Cónclave”: Un thriller religioso directo del Vaticano

Esta ha sido una de las películas de las que más se ha hablado. Sin embargo, no ha tenido el reconocimiento que merece en esta temporada de premios.

Controversial es lo de menos. Sin duda, “Cónclave”, que ya se encuentra en las principales salas de cine del país, será una de las películas más comentadas dentro de los círculos de religiosos y cotilleo cinéfilo.

La película, protagonizada por Ralph Fiennes, Stanley Tucci, John Lithgow y la siempre deslumbrante Isabella Rossellini, bajo la dirección de Edward Berger, nos sumerge en un mundo distópico dentro de la misma entraña del Vaticano.

Luego de la muerte del papa, se abre el telón a una historia que se desdobla en un ambiente corrompido por el poder, la envidia y la aniquilación personal en aras de encontrar a un sucesor de Pedro que se acople a los intereses de aquellos que manejan los hilos dentro de la Iglesia. En el ínterin, una atmósfera de tensión y ataques terroristas amenazan la ciudad.

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Para algunos cardenales, los más conservadores y casi extremistas, el pasado asfixiante y la inflexibilidad religiosa es el futuro y para otros abrir la Iglesia es el único camino.

El cardenal Lawrence (Ralph Fiennes) es el encargado del cónclave para la elección del nuevo papa y debe investigar a cada uno de los cardenales que tienen la mayor posibilidad de ser electos. Junto con Bellini (Tucci) tienen la ideología noble de que la Iglesia sea progresista y no cerrada debido a los tiempos que corren.

Lawrence descubre poco a poco los “trapos sucios” de cada uno de los cardenales que obtienen más votaciones en las diferentes rondas. Luego de confrontarlos al descubrir sus pecados del pasado, se ven obligados a desistir de sus ambiciones.

Un thriller religioso

El guion, escrito por Peter Straughan y Robert Harris, quienes tienen una basta carrera en el cine y la televisión, nos envuelven con un thriller religioso lleno de corrupción y poder.

Fiennes brilla con otro gran papel que nos recuerda la solidez en grandes papeles como “La lista de Schindler” (1993) y “El paciente inglés” (1996). Su actuación contenida y potente nos deja embelesados. En cuanto al guion es una historia que se dirige a una incertidumbre de dos horas al maravillarnos por el efectismo artístico y religioso que crea el propio Vaticano.

“Cónclave” no es una película para rasgarse las vestiduras o que intente denigrar a la Iglesia católica, como alguna vez se pensó de aquella “En el nombre de la rosa” (1986); nada de eso, es cine de grandes quilates que hay que disfrutar.

Por Allan Martínez

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