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El daño que “Blanca Nieves” le ha hecho al ecosistema

Según un informe de Disney, la cinta protagonizada por Rachel Zegler, ha generado más dióxido de carbono que “Rápidos y Furiosos 10”.

El estreno del live action de Blanca Nieves (2025), protagonizado por Rachel Zegler y Gal Gadot, no solo generó división por su enfoque modernizado del clásico cuento, sino que también reveló un preocupante impacto ambiental. Según informes de Disney, la producción emitió 3,153 toneladas de CO₂ solo en el Reino Unido, superando incluso a “Rápidos y Furiosos 10” (una película repleta de explosiones y coches de alta velocidad).

El rodaje en locaciones exteriores requirió un uso masivo de generadores diésel, transporte de escenografías y traslados del equipo, lo que elevó su huella de carbono. Aunque se implementaron algunas medidas sostenibles, como baterías híbridas, no fueron suficientes. Sumando las emisiones de “La Sirenita” (2023), ambas películas superaron las emisiones anuales de aeropuertos como Birmingham y Luton.

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El filme, con un presupuesto de 250 millones, apenas ha recaudado 170 millones, convirtiéndose en uno de los fracasos más costosos de Disney. Las declaraciones de Zegler, quien calificó la historia original de “anticuada”, y las críticas a la interpretación de Gadot como la Reina Malvada, polarizaron al público.

El bajo desempeño de Blanca Nieves ha llevado a Disney a pausar indefinidamente el remake de Enredados, según fuentes internas. El caso reabre el debate sobre la viabilidad de estas adaptaciones, que en algunos casos (El Rey León, La Bella y la Bestia) triunfaron, pero en otros (Pinocho, Peter Pan & Wendy) pasaron sin pena ni gloria.

Mientras Disney busca reducir su impacto ambiental con energías renovables y sets digitalizados, el fracaso de esta cinta demuestra que, más allá de reinventar cuentos, la industria necesita reinventar su forma de producirlos.

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