Con el regreso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, muchos fanáticos de la cultura pop han comenzado a trazar paralelismos entre el actual mandatario y los próximos villanos que Marvel planea introducir en sus producciones cinematográficas y televisivas. Dos nombres destacan en particular: Thunderbolt Ross, quien se transformará en “Red Hulk” en las películas del Universo Cinematográfico de Marvel (UCM), y Wilson Fisk, conocido como Kingpin, que regresa como antagonista principal en las series de Disney+.
Ambos personajes, más allá de sus historias ficticias, comparten rasgos que recuerdan a Trump: hombres poderosos, autoritarios, con un historial de decisiones controvertidas y una tendencia a usar su influencia para sus propios intereses. ¿Es esto una coincidencia o una crítica social por parte de Marvel?
Thunderbolt Ross: el villano político por excelencia
Thunderbolt Ross, interpretado por Harrison Ford en las próximas entregas del UCM, ha sido descrito como un militar ambicioso que busca mantener el control a toda costa. Su transformación en “Red Hulk” podría verse como una metáfora de cómo el poder puede corromper y desatar la peor versión de una persona. En muchos sentidos, Ross es un símbolo de la política agresiva y divisiva, un estilo que recuerda al discurso polarizante de Trump.
Wilson Fisk: el rey de la manipulación
Por otro lado, Wilson Fisk, encarnado magistralmente por Vincent D’Onofrio, es un magnate cuya habilidad para manipular a las masas y a las instituciones le ha permitido consolidar su dominio en Nueva York. Su figura imponente, discurso calculado y aparente carisma ocultan una mente maquiavélica. Este personaje resuena con la imagen pública de Trump, un hombre acostumbrado a manejar su imagen y rodearse de escándalos mientras mantiene una base leal de seguidores.
¿Marvel lanza un mensaje político?
No es la primera vez que Marvel usa a sus personajes para reflejar la realidad social o política de su tiempo. Desde los cómics de la Segunda Guerra Mundial, donde el Capitán América luchaba contra los nazis, hasta las películas que abordan temas como la regulación de los superhéroes en Civil War, el estudio ha sabido mezclar entretenimiento con crítica social.
El paralelismo entre Trump y estos villanos podría ser deliberado, una forma de explorar cómo el poder, la ambición y el ego pueden ser destructivos. Sin embargo, también puede ser simplemente una casualidad que los fanáticos han interpretado como un guiño al clima político actual.
Sea como sea, la narrativa de Marvel promete seguir cautivando al público, y la llegada de estos personajes seguramente generará más debates sobre su trasfondo y similitudes con figuras de la vida real. ¿Será esta una forma sutil de advertirnos sobre los peligros del poder absoluto? Solo el tiempo lo dirá.