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Aunque han pasado 38 años, los seis goles que marcó en la Copa del Mundo de la FIFA que se disputó en su país, incluidos dos en la victoria 3-1 contra Holanda en la final, son la carta de presentación que le acompaña a donde va y que le han valido el cariño y la admiración de muchos.
Reconocido como uno de los mejores jugadores argentinos de la historia, Mario se mantiene vigente en la atmósfera del futbol por medio de sus comentarios en las transmisiones de partidos y programas en la cadena estadounidense.
Su experiencia como jugador de clubes como Rosario Central, en Argentina, y el Valencia español, en los que es considerado un ídolo, se refleja en los momentos en los que analiza la acción dentro de la cancha y en la discusión con sus compañeros al aire
Tu primera experiencia en Guatemala estuvo marcada por una respuesta muy favorable de quienes te conocen y siguen tu trabajo en televisión.
Sí, desde que sabía que veníamos y escribía en las redes sociales, aunque no soy tan tuitero, enseguida recibí muchos mensajes y muestras de cariño que luego compartimos con la gente que nos ve en pantalla y con la que ha sido muy bonito coincidir aquí.
Aunque es “Mister Chip” el que se lleva los elogios, somos un grupo de gente, unos más viejos que otros, que intentamos no equivocarnos cuando hablamos de futbol con la idea de respetar nuestros criterios.
Claro que pasa que cuando hablo de (Lionel) Messi me dicen que soy antimadridista y si hablo de Cristiano soy antibarcelonista, yo soy del Valencia, y si ellos juegan bien o mal, ganan o pierden, no me interesa, yo disfruto del futbol y doy mi opinión.
¿Cómo te ha resultado esta faceta como comentarista que te permite seguir siendo parte del futbol?
Es que nos podemos alejar de la cancha, pero siempre seremos futbolistas, no podemos jugar eternamente pero el futbol es algo que te gusta tanto que no se puede dejar por completo luego de alegrías y tristezas y haber conocido mundo y amigos.
Aunque no estás dentro del “verde”, se puede comunicar lo que estás viendo porque lo viviste en un vestuario, con técnicos y diferentes caracteres a lo largo del tiempo.
En tu posición ¿has logrado comprender mejor el trabajo de un periodista que cubre el futbol y del jugador en el manejo de su relación con este?
Los exfutbolistas somos comentaristas, no periodistas como ustedes, que han estudiado para ello, y entre ambos tiene que haber respeto.
A veces se pone pesado porque el periodista quiere, con diferentes palabras, llegar a lo que quiere escuchar y cuando no lo consigue se dice que el jugador está agrandado o que se le subió el ego.
Hay preguntas que se escuchan tantas veces que resulta cansado como la de si Messi es mejor que Cristiano o Cristiano mejor que Messi, pero todo es porque el periodista quiere enterarse de lo que él quiere escuchar
¿Es una carga extra para el jugador que la atención mediática sea más grande ahora con el uso de las redes sociales y la tecnología?
El futbolista siempre se tiene que cuidar, a menos que sea en su día libre porque es necesario tomarse un espacio, pero toda la atención que te rodea hace que te conozcan más y eso es espectacular.
En los setenta cuando hacía un gol tenía que llamar a mis abuelos para decírselos porque nadie se enteraba, ahora todos lo saben porque lo están viendo en su celular o porque tiene formas de ver varios partidos al mismo tiempo.
No creo que sea un peso extra siempre que se haga lo que pide el entrenador, aunque unas veces te vaya bien y otras no.
¿Crees que la exigencia por ganar también se multiplica para un futbolista en estos medios?
No, eso es un trabajo de equipo porque dentro de su buen accionar siempre sale uno que es figura, como en el Madrid, el Barça o el Bayern en los que los goles los anotan Cristiano, Messi, “Luisito” Suárez o (Robert) Lewandowski; en otros equipos menos grandes es el conjunto lo que prevalece.
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¿Pero crees que un efecto de esta presión sucedió con Messi quien decidió dar un paso al costado cuando no logró ganar un título con su selección?
Es que perder tres finales, sin haberlas jugado mal, es algo que molesta.
Él sintió que no está tocado por la “varita mágica” como le pasa en el Barça, pero resulta que en las tres finales ni él ni Argentina jugaron mal… Contra Alemania, en Brasil, el rival hizo solamente un tiro y anotó un gol; contra Chile, en Santiago, los penaltis y luego otra vez contra Chile, en Nueva York, penaltis.
Creo que él hacía mal en retirarse, en su momento lo critiqué, pero luego con la reflexión uno entiende que él no puede hacer con Argentina lo mismo que en el Barcelona… ¡él no puede sacar el balón de su portería para meterlo en la del rival!
Cuando se piensa mejor se entiende que esa diferencia en el recorrido en la cancha hace desgaste en el jugador que no rinde igual, para los brasileños tal vez es bueno, ¡pero para los argentinos no y vaya que exigen!
Aparte él usa la “10” (el número de camisola que él usó), que es complicado.
¿Fue un acierto del técnico Edgardo Bauza al haberlo buscado y de Messi aceptar volver a la selección?
Creo que Bauza lo ha hecho bien porque le comunicó lo que necesita de él para que juegue con Argentina y sabía que no perdía nada con intentarlo.
Si bien lo hemos criticado, Messi no se puede ir por la puerta de atrás, tiene que hacerlo por la puerta grande, ya perdió tres finales pero ganó antes la de los Juegos Olímpicos (Pekín 2008) y antes de retirarse de la selección tiene que ponerle “la guinda al postre” con un título.