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Tuvo 30 ingresos a la cárcel y ahora colabora con la PNC

Branly Escobar nos cuenta cómo este deporte le cambió la vida y le ayudó a salir de las drogas, ahora colabora con las autoridades de su departamento.

Tenía los ojos puestos en la jaula, cuando escuchó su nombre, salió de entre el humo y los reflectores y se encaminó a sostener su mejor pelea. El miedo no tenía lugar en ese momento, el haber vencido los vicios de las drogas y el alcohol le habían dado la fuerza necesaria para encarar a cualquier rival.

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Branly Escobar es un peleador de artes marciales mixtas (MMA en inglés), nació en San Josecito, un lugar humilde en Retalhuleu, pero desde pequeño llevó una vida “desordenada”, como cuenta; sin embargo, decidió cambiar y ahora colabora con la PNC.

Recientemente compitió en el evento internacional CRF 23 que se llevó a cabo en Guatemala, en donde no pudo ganar, pero asegura que cada combate le ha ayudado a ser mejor, sobre todo después de encontrar en este deporte el camino para librarse de las cárceles y luchar por sus sueños.

¿Cómo estuvo la pelea?

Fuerte, tengo que entrenar cada vez más duro para ser mejor. Lo bueno fue que no me noqueó y no me ganó fácilmente, perdí por decisión de los jueces.

¿Cuánto tiempo tienes peleando MMA?

Un año y medio y hace 10 meses intensifiqué el trabajo.

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¿En qué momento decidiste ser un peleador?

En el momento en que Dios tocó mi corazón. Me di cuenta que no quería seguir igual y encontré el apoyo  para salir adelante.

¿Cómo fue tu vida antes de dedicarte al deporte?

Muy complicada, desde los 17 años estuve perdido en los vicios de la cocaína, el crack, la marihuana y el alcohol.

Tuviste 30 ingresos a la cárcel…

Sí, fueron muchas las veces, hasta perdí la cuenta; los vicios me hicieron ir a prisión. Era muy problemático, amenazaba a los policías, me ponía en medio de la carretera para retar a los autobuses. También paré muchas veces en el hospital. Si me “brincaban”, me iba rápido a los golpes, incluso dentro de la prisión peleé varias veces. Ahora me arrepiento porque hice sufrir a mi madre.

¿Y esa habilidad te llevó a practicar este deporte?

Sí, conocí a Ramiro Ángel, mi entrenador; él puso un gimnasio detrás de la estación de la policía, le comentaron que yo peleaba en las calles y me invitó a su gimnasio, así me involucré.

¿Este deporte te impulsó a salir de las drogas?

Sí, Ramiro me pidió que dejara los vicios y le dije que lo intentaría, y así, poco a poco, me alejé de ellos.

Sabemos que apoyas a otros jóvenes, ¿cómo lo haces?

Ayudo a jóvenes de escasos recursos, les cuento mi experiencia y les enseño el deporte, eso también me ha ayudado a salir adelante.

¿Cómo ayudas a la PNC?

Antes me peleaba con los policías y los insultaba, ahora tenemos una buena relación. En el gimnasio entreno a varios jóvenes y la PNC realiza actividades para niños. Los apoyo enseñando a los pequeños los valores de las artes marciales mixtas para que puedan desempeñarse en este deporte.

Ahora la PNC reconoce tu trabajo…

Me entregaron un reconocimiento hace poco y al ver los mensajes de apoyo en Facebook me dieron ganas de llorar. Cada comentario me llegó al corazón, me di cuenta de que hay muchas personas a las que les importo y eso me fortalece.

¿Cuál es tu sueño?

Me gustaría competir en eventos en otros países, progresar en mi deporte, y sé que lo voy a lograr con la ayuda de Dios.

*Con información de Omar Solís

 

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