La "Seleçao" echó de menos al 'crack' especialmente en la primera parte, donde pese a tener el balón no lograba ser agresiva.
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Pero la 'canarinha' entró en calor tras el descanso y no tardó en adelantarse con un tanto del zaguero Miranda en el 52. Poco después Philippe Coutinho, de penal en el 62, y Paulinho en el 65 completarían la victoria.
Era un amistoso, pero con muchos aires de ensayo general. En el estadio en el que todos sueñan con levantar la Copa el 15 de julio, Brasil se probaba ante los anfitriones, pero sobre todo, ante sí misma sin Neymar.
Con su estrella animándoles por las redes sociales desde su mansión de Rio, el renacido grupo de Tite, aquel que en menos de dos años consiguió pasar de los infiernos a llegar favorita a Rusia, arrancaba su quinto partido sin su estrella.
No iba a ser fácil
Pese a las precauciones de Tite, 'Ney' es omnipresente en la "Seleçao", incluso cuando no está. Ocupando su lugar en la izquierda arrancó el extremo de la Juventus Douglas Costa, con Coutinho en el centro, Willian por la derecha y Gabriel Jesús en la punta.
Un ataque con garantías de sobra al que, sin embargo, le costó fluir.
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En la primera parte todo el juego fue para una "Seleçao" que prometía subirle la temperatura a la fría tarde cuando un despierto Gabriel Jesús le ganó la espalda a la defensa rusa y se plantó solo ante Akinfeev a los cuatro minutos, amenazando con el primero.
Se salvaron los anfitriones, que tenían muy claro a lo que habían venido esta tarde al Luzhniki. Con su equipo mermado por las lesiones, Cherchesov lo apostó todo a una defensa férrea dejando la creatividad para otros.
Intentaron aprovecharse primero Coutinho y después Willian, que se quedó prácticamente solo ante el arquero, pero a la Seleçao le faltaba chispa para incendiar el muro ruso.
Andaban tan preocupados con ello los brasileños, que apenas dieron importancia a la primera llegada de los locales a la media hora.
Pero abierto el camino, Rusia se iría viniendo arriba y primero Samedov tras un fallo de Alves y después Miranchuk, con un tiro que se fue por arriba en la mejor ocasión hasta entonces, casi les amargan la noche.
A Tite se le tensaba el gesto bajo el abrigo negro que le protegía del frío, mientras confirmaba los temores que venía adelantando: la defensas en cinco aún se le atragantan a su Selección.
Pero era cuestión de tiempo que prendiera la pentacampeona del mundo, y Brasil entró en combustión tras el descanso.
No habían pasado ni dos minutos cuando en una gran jugada combinada que partió de Douglas Costa, Coutinho le dio el primer aviso a Akinfeev de que su suerte había cambiado.
Se había calentado el centrocampista del Barcelona, que encontró el camino para enloquecer a las líneas rusas. El más rápido fue, sin embargo, el veterano Miranda, que acabaría llevándose el gato al agua en el 52, poniendo el primero tras el cabeceo de Thiago Silva a un cruce de Willian.
Bien colocado en el área pequeña, el central abrió el marcador y la lata de Brasil, que se sacaba así un enorme peso de encima.
Más ligera, la 'canarinha' por fin se sentía a gusto y desprendía ese peligro que hace justo un año le dio el primer boleto para la Copa. Los anfitriones, desconcertados, se temían lo peor cuando Golovin llegó tarde para detener una internada de Paulinho en el área.
Fue penal y el segundo de la "Seleçao", esta vez, en las botas del jugador del Barça, que ponía el partido completamente de cara en el 62.
Aún quería más la "Seleçao", que no dejó pasar ni cinco minutos para arreglar una cuenta que había dejado abierta.
Después de haber rozado el gol en un par de ocasiones, Paulinho no quería irse de Moscú sin el suyo y, tras una gran jugada de Willian por la derecha, el atacante del Barcelona, uno de los rescatados por Tite, se dio el gusto de poner el tercero y el séptimo de su cuenta en la nueva era del seleccionador, igualando a Neymar.
Sigue liderando en esa etapa Gabriel Jesús, con ocho tantos, discreto sin embargo en Moscú y sustituido por Firmino.
Con el partido encaminado, Rusia rozó el gol del honor en el 76 pero Thiago Silva logró salvar in extremis un tanto casi hecho de Miranchuk.
Salvado el trámite en Moscú, Brasil parte ahora rumbo a Berlín para otra experiencia terapéutica: el reencuentro con Alemania tras el traumático 7-1 de la Copa que perdió en casa.