Colgó las zapatillas de correr, al menos para las competiciones de atletismo, pero el jamaicano Usain Bolt, el hombre más rápido del mundo, se dispone a jugar el viernes en Australia su primer partido de futbol profesional, un debut que admite esperar con "nervios".
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La superestrella de 32 años debería disputar unos minutos en el encuentro amistoso de pretemporada con su club de la periferia norte de Sídney, los Central Coast Mariners, a los que se unió recientemente para intentar cumplir su sueño de convertirse en futbolista, después de haber sido durante una década la estrella absoluta del atletismo.
La expectación es tan grande que el encuentro contra el pequeño club amateur de los Coast Select será retransmitido en una cadena de pago y reunirá en principio a unos 10 mil espectadores en las gradas. Unos datos impensables para un partido de ese tipo.
Su club de la A-League, el campeonato que reúne a las mejores formaciones australianas y a una neozelandesa, ha previsto incluso fuegos artificiales para festejar la aparición del "Rayo" Bolt.
Ahora sólo queda que el jamaicano, plusmarquista mundial de los 100 metros (9.58) y de los 200 metros (19.19), sobrevuele el césped del Central Coast Stadium pero con talento con el balón: ahora ya no basta con correr rápido.
"Habrá nervios, seguro. No es como un partido caritativo, se trata de la carrera que quiero llevar", declaró Bolt, serio y concentrado en su misión.
Desde su retirada del atletismo en 2017, el ocho veces campeón olímpico y once veces campeón mundial persigue ese sueño del fútbol, su otra gran pasión. Antes de hacer las maletas para probar suerte en Australia lo había intentado en otros clubes.