La faceta de Joaquín “El Chapo” Guzmán como negociador salió a la luz el jueves en la sala de una corte de Brooklyn cuando el jurado escuchó la grabación de una conversación telefónica entre el narcotraficante mexicano y un miembro de la guerrilla colombiana FARC a quien le quería comprar cocaína.
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“Que la mire primero (la cocaína) y luego le pago las dos toneladas”, se oye a “El Chapo” decirle al guerrillero en tono firme, refiriéndose a que quiere que alguien del cartel de Sinaloa pruebe la cocaína antes de realizar el pago.
Cifuentes explicó que Guzmán no había quedado satisfecho con la calidad de la cocaína comprada un par de años antes a las ahora desmovilizadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y quería asegurarse de que esta vez fuera buena antes de pagar.
“¿Usted tiene algún numerito, un número de cuenta donde depositarle ese dinero?”, pregunta “El Chapo”.
“Pero mientras, mientras, necesito que me haga favor usted de atender un muchacho que cheque las cosas porque pues… hemos tenido muchos problemas, ha llegado muy bajo y necesitamos que las cosas estén buenas”, se escucha.
Durante la conversación Guzmán propone pagar a la guerrilla dos toneladas de cocaína con dinero en efectivo y dejar en garantía varias propiedades de Cifuentes en Colombia para otras cuatro toneladas. El asunto es serio, dice “El Chapo”.
“Aquí no hay ninguna mentira”, se oye decir a Guzmán.
“Lo que podamos colaborar pues yo le colaboro”, dice el miembro de las FARC.
Cifuentes testificó que esa negociación finalmente no resultó en una compra y envío de cocaína, aunque no especificó por qué.
Más de un mes de juicio
Esta es la quinta semana de juicio, en el que ya han testificado más de una docena de personas, entre ellos seis ex narcotraficantes que ahora cooperan con el gobierno estadounidense. “El Chapo” escucha atento las declaraciones, desviando la mirada de vez en cuando hacia su esposa, Emma Coronel, que se sienta entre el público cada día.
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Cifuentes testificó el miércoles que parte de la cocaína que el cartel compró a fines de la década del 2000 fue adquirida en el departamento colombiano de Putumayo, una zona controlada por las FARC.