El 14 de julio, en el estadio Luzhnikí, en Moscú, la selección de Francia derrotó 4-2 a su similar de Croacia para quedarse por segunda vez en su historia con el trofeo de la Copa del Mundo de la FIFA en la edición de Rusia 2018.
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La gesta del equipo que dirige Didier Deschamps, quien fue el capitán del que logró el primer cetro en 1998 como anfitrión, concluyó con éxito ante los "Vatreni", rival que Luka Modric llevó hasta la disputa del cetro y cuya faena lo llevó a ser considerado como el mejor futbolista, y quien luego fue premiado con el FIFA y el UEFA Best y finalmente el Balón de Oro.
El equipo de Deschamps que combinó el talento del portero y capitán Hugo Lloris, con el del joven defensa Benjamin Pavard, la visión de juego de Paul Pogba, la labor de sacrificio de Olivier Giroud, el talento goleador de Antoine Griezmann y el ímpetu de Kylian Mbappé, recorrió la ruta dejando en el camino a grandes rivales.
La Argentina de Lionel Messi, en los octavos de final, la Uruguay de Edinson Cavani, en los cuartos, y la Bélgica de Eden Hazard, en las semifinales, se quedaron cortas ante los franceses que celebraron días después de su conquista en los Campos Elíseos en París junto con miles de aficionados.
En el certamen, Francia igualó a los uruguayos (1930 y 1950) y los argentinos (1978 y 1982) como el grupo de bicampeones mundiales.
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Rusia 2018 fue demasiado para ellos
Alemania, que llegó como la campeona defensora, fue una de las grandes decepciones en la Copa del Mundo después de haber sido eliminada en la fase de grupos en la que sufrió derrotas ante México y Corea del Sur. La "Mannschaft" sufrió un duro golpe ante el casi nulo recambio generacional de sus filas respecto del equipo que celebró el cetro en Brasil 2014.
Para Lionel Messi, el certamen mundialista volvió a quedar como la gran materia pendiente de su carrera después que la albiceleste resintió muchos problemas internos y con el entrenador Jorge Sampaoli, los cuales redundaron en una sufrida clasificación a los octavos de final, solo para ser eliminados por Francia.
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Tampoco tuvo la mejor suerte Brasil, que con Neymar a la cabeza, avanzó hasta los cuartos de final en los que se estrelló con una fuerte Bélgica que terminó cuarta.
La Portugal de Cristiano Ronaldo fue también una de las grandes decepciones al haberse quedado al margen en los octavos de final, al igual que España que fue eliminada en penaltis por la anfitriona.