Miles de aficionados flamenguistas abarrotaron este domingo la ciudad de Río de Janeiro para recibir a los campeones de la Libertadores.
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Fue un clima completamente festivo durante gran parte de la celebración.
Pero la misma terminó con incidentes entre la policía y varios grupos de seguidores.
Flamengo vive una extraordinaria fiesta
Los jugadores y cuerpo técnico del Fla se unieron durante más de cuatro horas a miles de aficionados de todas las edades.
Los mismos tiñeron de rojo y negro la céntrica Avenida Presidente Vargas de Río.
Todos querían conmemorar el segundo título de Libertadores, tras el logrado en 1981.
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Luego de aterrizar por la mañana en el aeropuerto internacional de Río de Janeiro, la expedición se dirigió en autocar hasta el centro de la ciudad.
Ahí cambió de vehículo, y desde un autocar descapotable, inició un lento recorrido de poco más de un kilómetro y medio, hasta el monumento Zumbi dos Palmares.
Gabigol el más aclamado
El festejo fue liderado por el delantero Gabriel Barbosa, “Gabigol”, gran figura en la final de Lima al marcar los dos goles de la victoria flamenguista contra River Plate (2-1).
Los jugadores del club carioca cantaron todas las canciones que sonaron por los altavoces, incluso las que provocan a varios de sus rivales, como el Vasco da Gama o el Palmeiras.
"¡Quédate Gabigol!"
Los aficionados se subieron a tejados, farolas e incluso encima de kioscos para ver de cerca a sus ídolos.
También corearon varias canciones, como "Fica Gabigol" (Quédate Gabigol), para pedirle a su delantero, quien termina su cesión del Inter de Italia el mes que viene, que prolongue su permanencia en el club.
Otra de las grandes atracciones del desfile fue el técnico portugués Jorge Jesús, quien se atrevió incluso a bailar al ritmo de la música.
Mientras que era aclamado por la afición, que lo considera el mayor responsable de la exitosa campaña del Flamengo en 2019.
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Algunos incidentes en la celebración
La celebración terminó con enfrentamientos entre pequeños grupos de seguidores exaltados.
Mismos que lanzaron piedras y vallas de protección.
Ante ello, la policía lanzó gases lacrimógenos para intentar dispersar a los vándalos.
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