El 3 de julio de 2010, en Ciudad del Cabo, Diego Maradona abrazaba y consolaba a un Lionel Messi con lágrimas en el rostro. Argentina se despedía del Mundial de Sudáfrica tras ser goleada 4-0 en cuartos de final por Alemania.
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Fue el único Mundial de los cinco que ha disputado en el que Messi se fue sin marcar en todo el torneo, justo en la edición en la que todo parecía preparado simbólicamente para el paso del testigo entre Maradona, el héroe del último título mundial argentino en 1986, y el jugador llamado a conducir a la Albiceleste a la ansiada tercera estrella, que se resiste desde hace 36 años.
“He visto al jugador que heredará mi lugar en el fútbol argentino y su nombre es Messi”, dijo Maradona a la BBC ya en febrero de 2006, cuando Messi ilusionaba en el Barcelona con 18 años.
Meses después, José Pekerman incluía a la ‘Pulga’ en su lista de convocados para el Mundial de Alemania-2006, pero Messi no tenía estatus de titular. Jugó cuatro partidos, algunos entrando como suplente, y se quedó en el banquillo en la eliminación de cuartos ante los anfitriones alemanes.
Maradona siempre alentando a la Argentina
Messi debutó en los Mundiales en la fase de grupos, en el partido que Argentina ganó 6-0 a Serbia y Montenegro. Entró en juego cuando su equipo ganaba ya 3 a 0 y rubricó el sexto de su equipo.
En ese momento del cambio en el minuto 74 por Maxi Rodríguez, Maradona, que estaba en la grada del estadio de Gelsenkirchen vestido con la Albiceleste levantó los brazos y lo festejó casi como si fuera un gol, en una imagen que dio la vuelta al mundo.
Apenas cuatro años después, el estatus de Messi había pasado de joven promesa a superestrella y era el líder de Argentina en Sudáfrica-2010, con Maradona como titular del banquillo.
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La fórmula curamales terminó siendo un placebo, Messi no marcó y Maradona dejó el cargo tras la caída en cuartos, admitiendo que había sentido el golpe como si fuera “una trompada de Muhammad Ali”.
“Cuando estuvimos juntos fue espectacular, el Mundial fue lindo, aunque terminó como terminó”, admitió Messi años después en una entrevista con Jorge Valdano, compañero del ‘Pelusa’ en México-1986, para la televisión Movistar+.
“Diego es eterno”
El Mundial de 2014, en Brasil, fue donde más cerca estuvo Messi de emular a Maradona y ser campeón del mundo, pero se quedó con la miel en los labios, por la derrota 1-0 ante Alemania en la prórroga de la final.
No sirvió de consuelo para la ‘Pulga’ ser elegido el mejor del torneo, donde marcó cuatro goles, y aquella decisión fue cuestionada.
“Pobrecito, yo a Leo le regalaría el cielo”, aseguró Maradona en Telesur. “Pero cuando no es justo y quieren los marketineros hacerle ganar algo que no ganó, es injusto”, sentenció.
Después de amagar con un retiro de la selección nacional tras perder ante Chile la final de la Copa América Centenario en 2016, Messi se reilusionó y acudió con ánimos renovados a Rusia-2018. Pero a Argentina le volvió a ir mal.
Messi logró un único gol, en la crucial victoria sobre Nigeria (2-1) en la última jornada de la fase de grupos, y Maradona estaba viéndole en la grada de San Petersburgo. El ‘Pelusa’ enloqueció de alegría en su palco VIP, pero unos días después Argentina se iba del Mundial al caer en octavos ante Francia.
“Pretendían que Messi resolviera todo. Leo se enredaba en el partido. Pasaba la pelota y le devolvían una carretilla de adoquines”, dijo en su programa de Telesur “De la mano del Diez”.
La muerte de Diego Maradona a los 60 años el 25 de noviembre de 2020 sumió a Argentina en un duelo nacional. “Nos deja pero no se va. Diego es eterno”, reaccionó Messi en aquel momento. En Catar-2022, los hinchas no se olvidan de él.
“Maradona siempre está con nosotros”, dijo a la AFP Gonzalo, un abogado bonaerense de 32 años que ha viajado a Catar con su camiseta con el nombre de Maradona.
Tras su gol de penal en la derrota ante Arabia Saudita en el debut, Messi estará bajo máxima presión el sábado ante México, precisamente el país en el que Maradona se consagró en su día en el mayor torneo del mundo.