En una emocionante final de la FA Cup entre los equipos de Manchester City y Manchester United en el mítico estadio de Wembley, el mediocampista alemán, Ilkay Gundogan, dejó su huella en la historia del fútbol al anotar el gol más rápido en una final de la competición, tan solo 12 segundos después del pitido inicial.
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El récord anterior, que había perdurado durante más de dos décadas, lo ostentaba el exfutbolista italiano, Roberto Di Matteo, quien marcó a los 47 segundos para el Chelsea en la final de 1997 contra el Middlesbrough. Sin embargo, Gundogan logró superar este hito con un gol relámpago que dejó atónitos a los jugadores, aficionados y espectadores en todo el mundo.
Gundogan, hombre récord
Desde el inicio del partido, los jugadores del Manchester City se lanzaron al ataque con gran determinación y ambición. Tan pronto como el árbitro hizo sonar el silbato, el balón llegó a los pies de Gundogan, quien aprovechó la oportunidad para desatar un potente disparo desde fuera del área. El balón surcó los aires, sorprendiendo al portero del Manchester United y se coló en el fondo de la red.
Este histórico gol de Gundogan no solo estableció un nuevo récord en la FA Cup, sino que también influyó en el desarrollo del partido. Con una ventaja temprana, el Manchester City pudo tomar el control del juego y dictar el ritmo en el campo. El gol de Gundogan inyectó confianza en sus compañeros y desestabilizó a sus oponentes, que se encontraron en una situación inesperada y debieron luchar para recuperarse.
La capacidad de Gundogan para marcar un gol tan rápido en una final de esta magnitud demuestra su calidad como jugador y su impacto en el equipo. A lo largo de la temporada, el mediocampista alemán ha sido un elemento clave en el éxito del Manchester City, con su habilidad para crear oportunidades de gol y su inteligencia táctica en el campo.