El caso de Britt Ekland le sucede a muchas actrices de Hollywood, que se valen de todo para obtener papeles interesantes
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Solo algunas excepciones, como Meryl Streep, Helen Mirren o Judi Dench logran protagónicos habiendo pasado los 60 años.
Tras la presión de mantener la belleza y juventud, famosas se someten a impactantes transformaciones en el rostro.
La sueca alcanzó la fama mundial en 1974, al convertirse en chica Bond para la película “El hombre de la pistola de oro”, junto a Roger Moore.
Desde ese momento, su carrera fue en ascenso, con constantes participaciones en cine y televisión, hasta fines de los años 80. Desde 1992, apenas se supo algo de ella.
El culpable
La mujer estuvo en el programa “Loose Women” y dio fuertes declaraciones sobre su pasado, su autoestima y la presión de los estudios para que se mantuviera joven y bella.
“Puedo ver fotos mías en Internet y reconocer lo preciosa que era, pero en ese momento no lo vi”, reconoció.
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Además, explicó que debió luchar con la dismorfia corporal, un trastorno que genera excesiva preocupación por un determinado defecto físico, sea real o imaginario.
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Más allá de su baja autoestima, Ekland responsabiliza a 20th Century Fox de las múltiples cirugías a las que se sometió.
Aseguró que apenas firmó contrato con ellos le hicieron limarse los dientes para salir mejor en cámara.
Pero fue cuando llegó a los 50 que la presión por seguir luciendo joven y bella le jugó una mala pasada:
“Me pusieron una cosa en los labios, y tuve que vivir viendo fotos mías horribles en los periódicos. Pero lo que ellos no entendían fue que el hombre que me hizo eso me usó como experimento, y él destruyó mi rostro”.
La actriz explicó que, a causa de esta intervención, no pudo trabajar por muchos años y volvió a apuntar al estereotipo de Hollywood:
“Todas las mujeres en la televisión son copias unas de las otras. Todas son delicadas y sus cuerpos están tensos… ¡ya no hay más individualidad!”.
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