Para el laureado escritor nicaragüense Sergio Ramírez, su país vive una situación "desesperada", con muertos que se multiplican sin que el gobierno dé señales de estar dispuesto a acatar el llamado popular a dejar el poder.
Vicepresidente durante los últimos cinco años de la Revolución Sandinista (1979-1990) al lado del actual mandatario Daniel Ortega, el Premio Cervantes de Literatura considera, en una entrevista con AFP, aseguró que es urgente que el gobernante se aparte del poder lo antes posible y frene la represión que ha dejado 178 muertos en dos meses de protestas.
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¿Cómo analiza lo que pasa en Nicaragua con las protestas opositoras?
En dos meses la cifra de muertos es muy alta, lo veo con gran preocupación. La solución la veo muy confusa, muy improbable.
Escuchando a delegados del gobierno en el diálogo (con opositores), el cinismo con que tratan de culpar al pueblo desarmado de los actos de violencia que han dejado un reguero de muertos me parece inaudito.
Veo una ola de violencia gubernamental provocada desde el poder público que nunca se había visto en la historia de Nicaragua desde la dictadura de (Anastasio) Somoza.
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¿Cómo ve la resistencia de la población?
Creo que la gente quiere un cambio político, no quiere más derramamiento de sangre, pero lo difícil que veo es que ese cambio pacífico se dé mañana.
La comunidad internacional ha hecho llamados a cesar la represión, ¿falta más presión?
Sí, pero eso no es todo, el problema es interno, la voluntad del propio gobierno. Veo una situación bastante desesperada en Nicaragua y lo que está delante de mis ojos son los muertos, la gente inocente que está muriendo todos los días.
Una de las salidas que se han planteado a esta crisis es que Ortega se quede al frente del gobierno y convoque elecciones.
Creo que tendría que haber una muy buena voluntad de la gente para aceptarlo. Yo estoy a favor de una salida pacifica. Si el presidente Ortega dice 'yo me voy el año que viene', se pueden organizar unas elecciones bajo una autoridad distinta, bajo una supervisión electoral (internacional).
Lo que veo difícil es que, con tanta saña, la gente quede satisfecha con eso.
¿Cómo hacer para que la salida sea aceptable para la población?
Debería ser una salida concreta, verificable, de carácter político y de justicia. Las dos cosas van juntas.
Esas fuerzas violentas deben ser metidas en cintura, que desaparezcan de las calles, (de lo contrario) seguimos poniendo una cuota de cinco, seis muertos diarios.
También se habla que Ortega deje el país junto a su familia, una situación parecida a la de Somoza hace 39 años.
A mí me tiene sin cuidado que el presidente y su familia vivan donde vivan. Lo importante es que se aparten del poder. Que dejen entrar al país por el camino democrático, se pare la matanza, se abra la oportunidad de una verdadera elección democrática y tengamos paz.
Texto: Julia Ríos/AFP