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Esta fue la verdadera reacción de Luis Miguel ante embarazo de Stephanie Salas

En una entrevista que concedió a la revista Hola, la hija de Silvia Pasquel reveló cuándo le contó a Luis Miguel sobre su embarazo y cómo fue que reaccionó.

Durante el último capítulo de la serie de Luis Miguel se retomó la relación que tuvo con la entonces actriz Stephanie Salas y de la que nació Michelle Salas.

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Por mucho tiempo se manejó que el cantante no estaba enterado del nacimiento de su hija y que por eso la reconoció hasta hace unos años.

Fue la escena de la pelea con Roberto Palazuelos (“Bobby” en la serie), se reveló que él siempre supo lo que le había pasado a Stephanie (Sophie) y le recriminó por no estar al pendiente de ella ni de la niña.

Ella da su versión

La hija de Silvia Pasquel confesó que se conocieron en 1985, y eran muy buenos amigos, pero comenzaron a salir hasta que ella tuvo diecisiete años.

En una entrevista que concedió a la revista Hola el 31 de enero del 2018, Salas habló por primera y única vez la historia detrás de su embarazo y el nacimiento de Michelle.

"Me gustódesde que lo vi por primera vez, pero conforme nos empezamos a frecuentar, me atrajo su forma de ser, su simpatía, su actitud, que era muy de adulto, muy señor, muy caballeroso", señaló.

La actriz confesó cómo fue su relación con el intérprete mexicano y aseguró que no fue un noviazgo formal, exclusivo, pero siempre lo entendió por la vida que él llevaba.

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Ella tenía tres o cuatro meses de embarazo cuando decidió decirle y quedaron en juntarse que él tenía en Polanco.

"Te he estado buscando porque tengo algo que decirte. «¿Qué pasó? ¿Todo bien?», me dijo. Él no sospechaba nada. Y echando mano de las fuerzas y el valor que pude con tan corta edad, le dije que estaba embarazada. Fue difícil. No lo quieres ver a él enojado. Así como es de encantador también tiene un lado de mucho carácter.

Obviamente yo estaba con muchos nervios, mucha angustia, pero también me sentí muy bien de decírselo; me sentí liberada. «Ahora ya lo sabes», le dije. Para él fue un cubetazo de agua fría. «¡Cómo es posible!», fue lo primero que dijo, y después hubo un silencio como de 5 o 10 minutos, no lo sé; un silencio muy profundo, y luego un «Uffff». Temí que tras el silencio viniera lo peor. Era como una ola que se aleja para regresar con la fuerza de un tsunami.

Creo que tuvo sentimientos encontrados, lo meditó, lo digirió, y reaccionó de una manera muy sensata y ecuánime. En ningún momento se puso como loco, ni enojado, ni agresivo. Sacó esa parte de hombre maduro y me dijo, mientras me tocaba el vientre: «Todo va a estar bien. Tú no te preocupes. Nada les va a faltar porque yo voy a estar ahí». Después me llevó a mi casa, y en el camino fue acariciándome la panza. No me la dejaba de tocar. Lo sentí feliz y fascinado. Fue algo muy bonito. Y volvió a repetirme: «Aquí estoy, no va a faltarte nada. Lo que se te ofrezca». Después él continuó con sus giras y perdimos el contacto".

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