Muchos lo hacemos: salimos del trabajo y luego de un día, o una semana, larga, nos acuartelamos con nuestras mascotas, nuestros amigos o pareja y una pizza para ver una temporada tras otra o en desorden (“binge watching”, en inglés). Con tantísimas opciones, en cualquier plataforma es posible perderse buscando qué ver o engancharse a una serie durante horas, días, semanas, etc.
Esto es tan normalizado que los memes y las caricaturas al respecto pululan en la web. Pero esto trae otras realidades de las que poco se habla, por muy surreales que suenen. Y esto pasó en India, donde se documentó el primer caso de adicción a Netflix. Un joven de 26 años se internó en un centro de adicciones al perder su trabajo, aislarse y rehusarse a tener otra gratificación que no fuese ver series por Internet.
Aunque parezca algo único, no lo es tanto: según la data recolectada por la empresa de video por streaming, el joven indio no es un caso aislado. Una persona vio el año pasado la primera parte de “Piratas del Caribe” todos los días del año. Otra vio 357 días “Bee Movie” y los usuarios que parecieran no tener hábitos tan “notorios” ven por lo menos 60 películas al año, y usan el contenido más de 140 millones de horas por día.
Y ni hablar del binge watching: 59 por ciento de los usuarios de esta plataforma toman un descanso luego de ver una serie y durante ese tiempo, 61% ven una película. Y en una encuesta hecha con 37 mil usuarios en 2016, 44 espiaron a otros haciendo binge-watching mientras lo hacían… en público.
“La gente cree que hacer esto es normal. Es normal quizás para las nuevas generaciones, pero conducir, estar en una cita, en el trabajo, todo eso requiere concentración y estar presente", explica a Publinews Internacional el psicólogo clínico Lawrence Rubin, de las universidades St. Thomas y Masachusetts-Boston.
Al mismo tiempo estamos hablando de una generación de personas que tiene televisores en sus relojes, en sus gafas, en sus autos. Hay ahora mucha accesibilidad a la tecnología y mucha más indulgencia con esto”, añadió.
Al ser Netflix el nuevo refugio ante la rutina, se ha convertido, según el experto, en otra forma de gratificación instantánea en la que es muy fácil perderse.
Placer en un clic
“Cuando usamos el término 'adicción', mucha gente halla muy difícil escapar de estar conectado a Netflix, porque puedes consumir de una vez una temporada entera y no tienes que esperar. Es gratificación instantánea y no tienes que esperar nada, no tienes que ni siquiera dejar la casa. Esto estimula partes del cerebro que otras cosas como el juego, el sexo y la bebida también estimulan. Hay similitudes de comportamiento entre los adictos a esto y los que ven televisión de esta manera”, enfatiza Rubin.
“Es una adicción legitimada y cuando piensas en ella, piensas en gente que quiere gratificación instantánea, que no quieren esperar y que no tienen quizás otras actividades o intereses o relaciones y su adicción toma ese lugar. No digo que Netflix u otras plataformas de streaming sean adictivas, pero algunos de sus efectos tienen similitudes comportamentales con otro tipo de adicciones”, agrega el experto.
Y tal como los videojuegos o el internet mismo (y casos de jóvenes aislados de estas maneras), estas plataformas y su uso irresponsable pueden acarrear los mismos síntomas de aislamiento y desconexión que el joven indio experimentó. Pero en eso influye el contexto emocional y social del individuo.
Porque al fin y al cabo, ¿qué es lo normal? Para algunos ver una serie en una noche es algo terrorífico, pero para otros esperar simplemente es un lastre. Y es algo que debe revisarse según el historial individual.
“No hay una forma normal de hacer las cosas. Lo que es normal para una generación, no lo es para la otra. Yo personalmente creo que es muy fácil perderse en la televisión, te cuesta tener relaciones, trabajo, recreación.Netflix lo hace muy fácil en ese aspecto. Pero hay gente que se pierde más que otras en este aspecto”, concluye Lawrence Rubin.
Así que ¿cuánto es demasiado? ¿Estamos dando a las plataformas nuestra vida o hacen parte de ella?
Texto: Luz Lancheros/Publinews Internacional