De Meghan Markle se dice mucho, que la reina Isabel no la quiere, no se lleva bien con Kate Middleton, que sus asistentes no la soportan, que gasta bastante dinero y que rompe el protocolo cada vez que puede.
Por eso, le han puesto un "cruel" apodo en el palacio real debido a su "mal humor" y "su carácter fuerte y exigente".
Con un juego de palabras con su nombre le dicen "Me-Gain", que se traduce al español como "Yo gano". Este deja entrever el carácter, según muchos, ambicioso de la nueva integrante de la familia real.
Según David Jenkins, editor jefe de la reconocida publicación considerada la biblia de la aristocracia británica, gente cercana al palacio reconoció que la futura mamá es "problemática".
Más allá de que estos rumores sean ciertos o no, lo único certero es que su personal la está abandonando, pues ya tres personas le han renunciado en menos de un año.
Después de trabajar con la duquesa durante solo seis meses, Melissa Toubati presentó su renuncia sin aviso en diciembre pasado, y de un día para el otro, porque había sido "demasiado" para ella, de acuerdo con los últimos reportes de la prensa inglesa.
Los medios de ese país revelaron que la exactriz es muy exigente con el personal a todo hora.
No la quieren
Al parecer los roces no son solo con la mujer del príncipe William, sino que tiene una nueva y poderosa enemiga en el Palacio de Buckingham: Camilla Parker Bowles, esposa de su suegro.
"El drama con Meghan y Kate no es nada comparado con lo que está pasando con Camilla Parker Bowles", dijo un informante al sitio estadounidense RadarOnline.
"Camilla realmente no habla con Meghan. No es amigable con ella", agregó la fuente. Incluso le dijo: "Esto es la vida real, y no eres una actriz que interpreta un papel".
Mientras tanto, la duquesa de Sussex está concentrada en nacimiento de su primer hijo o hija (aún no se difundió el sexo) y en la mudanza a Frogmore House, una casa de campo vecina al castillo de Windsor, otorgada por la reina Isabel II como regalo de bodas.