Yahir jamás ha ocultado los problemas de adicciones que su hijo Tristán desarrolló desde hace unos años, pero ahora confesó que quizá tiene un poco de responsabilidad porque fue muy permisivo.
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El exintegrante de La Academia abrió su corazón para contarle al conductor de Hoy, Jorge “El burro” Van Rankin, lo complicado que ha sido sobrellevar el proceso de rehabilitación de su primogénito. Asimismo comentó que la infancia que le dio a su hijo lo hizo crecer de una manera abrupta, lo que pudo desencadenar en sus problemas de conducta.
"Era muy permisivo, más en el rollo de que anduviera con los grandes, entre músicos; que al final es un chamaco que maduró, siento, demasiado rápido, por andar en este rollo; yo iba a tocar en bares y lo dejaba encargado en la barra porque porque yo tenía que trabajar y ya ahí me hacían el paro", declaró para el programa matutino.
También mencionó que adoptó este tipo de conductas porque estaba a cargo del cuidado de su hijo y ya no tenía una relación amorosa con su madre. Destacó que se arrepiente de no haber puesto la suficiente atención para detectar el problema de Tristán.
"Es algo muy fuerte porque no nos dimos cuenta hasta que mi hijo se abrió conmigo y ya empezamos a tener diferentes tratamientos, diferentes programas de ayuda. Tristán es un gran chamaco y tenemos una comunicación muy fuerte y eso se lo agradezco muchísimo a Dios y a la vida".
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Estar para él
El intérprete de "Alucinado" o "El Alma en Pie" también comentó la forma en la que ha apoyado a su hijo mayor.
"Sí, al principio palabras, al principio tratar de ayudar, al principio era una cuestión de dar consejos y cuando ya decidimos tomar terapia profesional fue porque ya no entraban lo consejos. Yo no he dejado a mi hijo en ningún momento, lo único es que sí, creo que empezamos un poco tarde porque no me había dado cuenta", mencionó.
A pesar de todas las adversidades que ha enfrentado, Tristán ha podido salir adelante gracias al cariño de su familia:
"Lo mejor que nos pudo haber pasado definitivamente es que desde niño hasta el día de hoy, hemos tratado a nuestro hijo con puro amor, día tras día. Abrazos, besos, es lo único que hemos hecho desde el día que nació el niño hasta el día de hoy. Entonces siento que eso es un peso mucho más grande que cualquier adicción".
“Tienes que besuquear a tu hijo, tiene que sentir que lo amas, tiene que sentir que él va a salir de ahí, y que tiene que luchar fuertemente por ese amor”, concluyó.