Nacido en Zacapa el 1 de junio de 1937, el maestro Julio Díaz Aldana, primer actor de cine, teatro y televisión, encarna al general Enrique Monteverde en la película “La Llorona”, del director Jayro Bustamante, la cual se estrenó en 2019.
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“Tan solo dos películas he hecho con una diferencia de años terrible (ríe)”, comenta Díaz, también mencionando su primera incursión en la pantalla grande, “El Silencio de Neto” del maestro Luis Argueta, estrenada en 1994.
No obstante, el maestro cuenta con una trayectoria muy grande en el teatro nacional que marcó la época dorada de esta disciplina artística en el país y que ya se encuentra en los anales de la historia.
“Gracias a Dios tuvo buena aceptación, ha gustado”, dijo con respecto a “La Llorona”. Y ciertamente, dicha aceptación se ha reflejado en su elección para representar a Guatemala en los Premios de la Academia Oscar 2021 que, dicho sea de paso, se realizarán hasta en abril del próximo año derivado de la pandemia Covid-19.
En “La Llorona”
El maestro Díaz Aldana, que personifica a un general retirado que después de treinta años de haber participado en un conflicto armado interno, mantiene una batalla con sus culpas y miedos, pero especialmente con una fuerza “sobrenatural” que se manifiesta en su propia casa, por la vía de “Alma”, la nueva empleada doméstica que llega a su domicilio y quien será la voz de muchas de las víctimas de la guerra que tomará “venganza”.
Esto lo refrenda el maestro Díaz Aldana al hablar con Publinews sobre su personaje, indicando que, efectivamente, el general es alguien que vive atormentado. “El general no puede hacer mayor cosa, ya que está prácticamente confinado a su casa”, asegura.
“Cuando llega La Llorona, quien tiene una presencia como si fuese una medium o un espíritu muy fuerte, va a trastocar todo en el lugar ya que el general comienza a escuchar ruidos y ver cosas extrañas”, menciona.
¿Cómo fue la creación del personaje?
A pesar de que la capacidad histriónica del maestro Díaz es indiscutible, le preguntamos sobre la caracterización y creación de su personaje en la película. Esto contestó:
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“Tuvimos algunas charlas, un poco de asesoría de gente que nos ayudó y nos orientaba. Uno de ellos fue Joam Solo. Él nos daba pláticas y todo, fuera de lo que nosotros leíamos y ya conocemos. En la película, el general por ser retirado ya no tiene acción en el campo, solo una remembranza, lo que se refleja en una escena filmada en un río.
Jairo no solo es muy limpio en las cosas que hace, sino que muy intuitivo. Con una pequeña escena quiere demostrar muchas cosas. Sin embargo, él nos ponía, apoyado en la capacidad o no de cada quién, a actuar. Y como en el cine la actuación es muy distinta a la del teatro. En el teatro uno puede exagerar, engolar la voz, proyectarse, hacer una mueca un poco más grande para que lo miren. En la cámara no, la cámara es muy chismosa. Usted está actuando y tiene una cámara aquí y otra por allá por lo que se tiene que ser muy cuidadoso, porque con solo levantar una ceja ya denunció su trabajo. Tiene que ser uno muy limpio.”
Tráiler
¿Cómo llega a la película?
Al preguntarle cómo fue el proceso de selección en esta cinta de Bustamente, comentó:
“Yo había actuado la película de Luis Argueta (“El Silencio de Neto”), que fue una producción de ya hace muchos años y que en cuestiones de producción fue un poco más limitada que la actual, pero en cuanto a atención era igual la de ambos directores, muy profesionales y considerados.
Me llamó Guillermo Ramírez, quien me conocía desde hace tiempo en el teatro, para participar en la puesta en escena “Doce hombres en pugna” en donde interpreté a un viejito. Al terminar una función Guillermo me dice que Jayro me quería hablar porque le había gustado mi personaje. Me hizo unas pruebas y como al mes me llamó ya para confirmarme el personaje.”
Cuéntenos un poco sobre su carrera teatral
“Fui formado en 1957 en el Teatro de Arte Universitario (TAU) cuando lo dirigía Carlos Menkos. Enrique Dávila estaba como maestro, así como Rufino Amézquita, gente de mucho peso.
Yo me volví actor “papalote”, porque andaba rebotando de grupo en grupo. Entonces apareció Ricardo Mendizábal, quien estudió en la Universidad Popular. Y un día recibimos un curso de actuación con unos argentinos y vio en mí alguna capacidad y fue cuando me dijo que formáramos un grupo de teatro. Entonces, nos reunimos en casa de Mildred Chávez y ahí se formó el Grupo Diez.
El nombre se crea porque en ese entonces acababa de venir el Grupo Los 21 de Argentina. Entonces dijo Ricardo somos casi diez, éramos nueve, y por qué no nos ponemos “Grupo Diez”, así resultó ese nombre.
Nos formamos “Tono” Almorza, Mildred Chávez, Adolfo Hernández, Ricardo Mendizábal, y varios más. Fuimos ocho los fundadores. Eso 1971 ya estábamos formados. En 1972, la primera obra que presentó el Grupo Diez fue “El Huevo”. La obra más o menos gustó. Para entonces ya éramos encargados del Gadem. En mi experiencia, cualquier grupo que tenga sala dura más que otro que esté pidiendo favor. Las escenografías de Gadem, de Grupo Diez, eran montadas para 30 funciones. Cuando teníamos éxito nos alargábamos más.”
Viaja a Europa
Por otra parte, Julio Díaz comenta que en el año 1959 estuvo a punto de no continuar debido a que ya se había cansado un poco de tanto ensayar una obra de teatro y esta no se montaba.
“Todos los días ensayábamos en un hotel de la zona 10, pasaron los meses y no se miraba nada claro. Entonces le digo a Carlos Menkos, disculpa, pero ya me cansé. Y él me dice, quedáte, porque ya estamos haciendo los trámites. En agosto de ese año nos dicen que nos íbamos a Europa con la obra El Popol Vuh”.