Loki, la apuesta más esperada de Marvel Studios para Disney+, fue lanzada esta semana y ha puesto a todos sus fans de cabeza.
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De momento, cuenta con un aliado dentro de la organización, el agente Mobius (Owen Wilson), que quiere que colabore con ellos para dar caza a una peligrosa Variante.
Ambos protagonizan una entretenida charla durante el primer episodio, en la que hablan sobre el libre albedrío y recuerdan episodios pasados y futuros de la vida de Loki. Entre esas anécdotas pasadas, Mobius nos muestra cierto episodio en la vida del villano, un sorprendente hecho inspirado en la siempre sorprendente realidad.
La serie nos traslada al interior de un avión, donde una azafata se acerca a un hombre con traje formal y con gafas y resulta ser este personaje. Él le entrega una nota y la insta a que la lea antes de desvelar que tiene una bomba mientras acaricia un maletín a su lado.
Acto seguido, vemos el avión con destino a Seattle parado en una pista de aterrizaje y a Loki, en su asiento, satisfecho por cómo progresa su plan.
Segundos después, el avión vuelve a sobrevolar los cielos y la azafata entrega a Loki un maletín lleno de dinero, con el que este se lanza en paracaídas antes de que Heimdall lo traslade a través del Bifröst de regreso a Asgard. De vuelta en el despacho de Mobius, Loki confiesa que todo fue a causa de una apuesta con Thor.
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La realidad supera la ficción
Lo más sorprendente de todo es que esta secuencia de Loki está inspirada en un hecho real que ocurrió a principios de los años 70.
El 24 de noviembre de 1971, un hombre de unos 40 años con traje y gafas de sol que se hacía llamar Dan B. Cooper voló de Portland a Seattle, un viaje de media hora, en un Boeing 727 con Northwest Orient Airlines.
Al poco de despegar, le pasó una nota a la azafata Florence Schaffner. Como ocurre en la serie, esta entendió que la nota contenía su número de teléfono y la metió en su bolso sin mirarla.
“Señorita, es mejor que mire la nota. Tengo una bomba”, dijo. La azafata, obediente, se sentó a su lado y pudo ver en el interior del maletín de Cooper varios cables.
El hombre le pidió 200mil dólares, cuatro paracaídas y un camión de combustible en Seattle para reabastecer el avión al llegar. Schaffner se lo hizo saber al piloto, William A. Scott, que contactó con el aeropuerto de la ciudad y avisó a las autoridades.
El presidente de Northwest Orient, Donald Nyrop, autorizó el pago y pidió que la tripulación cooperara con el secuestrador. Tras dos horas para cumplir con las peticiones, finalmente pudieron aterrizar.
Tras tomar todas las medidas de seguridad posibles (trasladar el avión a una área aislada, cerrar las ventanas para evitar a francotiradores) y tener en sus manos lo que había pedido, Cooper, liberó a los pasajeros y a parte de la tripulación.