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“Es muy importante recordar a monseñor Gerardi y seguir su ejemplo”, dijo Nohemí Bac, de 25 años, originaria del departamento de Alta Verapaz, durante un acto religioso en la catedral metropolitana, en el centro de la capital.
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Gerardi fue asesinado a golpes el 26 de abril de 1998 en el parqueo de la casa parroquial de la iglesia San Sebastián, situada a unos 200 metros de la Casa Presidencial.
El crimen ocurrió dos días después de haber presentado el informe “Recuperación de la Memoria Histórica (Remhi), Guatemala Nunca Más”, una investigación dirigida por el obispo en la cual se documentó más de 50 mil violaciones a los derechos humanos durante el conflicto armado (1960-1996), la mayoría atribuidas al ejército.
“Desde que monseñor (Gerardi) murió por lo menos se ha esclarecido su crimen, se ha determinado que fue un crimen de Estado, se encarcelaron a personas responsables del crimen y la investigación continúa”, explicó Nery Rodenas, director de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG).
Por el asesinato de Gerardi fueron condenados a 20 años de prisión en 2001 el coronel retirado Byron Disrael Lima Estrada -libre por redención de pena en 2012 por motivos de salud-, su hijo el capitán Byron Lima Oliva y el sacerdote Mario Orantes, quien obtuvo su libertad en 2013 por buena conducta.
Durante la conmemoración del asesinato del obispo un grupo de niños y jóvenes colocaron frente al altar principal de la catedral los tomos del informe, flores y pequeñas cruces de madera con fotografías de Gerardi, mientras los participantes entonaban cánticos y elevaban oraciones.
“No dejemos que se olvide la figura de monseñor Juan Gerardi aunque vayan pasando los años, (…) la figura de aquel que luchó por una Guatemala distinta”, expresó durante la ceremonia el arzobispo metropolitano Óscar Vian.
Guatemala vivió una guerra interna que duró 36 años y dejó un saldo de 200 mil víctimas, entre muertos y desaparecidos, según un informe de la verdad auspiciado por la ONU.