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"Toti" Fernández: “Es nuestra elección ser víctima o guerrera”

A detalle En el libro de “Toti” encontrarás varias historias que te inspirarán: Libro. “210,000 kilómetros” lo puedes adquirir en Sophos, Alma Active, GNC, La Rocalla y Baby Survival Swim. Baby Survival Swim. Un programa diseñado enseñar a niños de corta edad a sobrevivir en el agua y a nadar desde sus primeros meses de vida. Más en babysurvivalswim.com. Su familia. Luca y Liam son sus hijos, quienes le dieron fuerza. 240 páginas tiene el libro “210,000 kilómetros”, en el que “Toti” relata su heroica travesía por la vida. Lo puedes adquirir en Sophos, Alma Active, GNC, La Rocalla y Baby Survival Swim.

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Quedó huérfana a los 10 años, luchó contra el tabaquismo y tuvo que huir de Marruecos junto con sus hijos debido al abuso psicológico de su esposo. La historia de Mónica “Toti” Fernández es un ejemplo de afrontar retos con pasión y disciplina, y salir victoriosa de ellos.

La guatemalteca es reconocida por ser una atleta de alta resistencia y de ganar en dos ocasiones la Ultraman, en Hawái, y de haber terminado varias de las competencias más agotadoras y, en algunos casos, despiadadas del mundo.

Todas estas experiencias están plasmadas en el libro “210,000 kilómetros”, en el que Fernández relata sus conquistas y derrotas en 29 capítulos.

En el prólogo de esta obra, Ferg Hawke, atleta canadiense de alto rendimiento y dos veces subcampeón en el maratón de Badwater, escribe: “En ‘210,000’ (Toti) relata su increíble transformación: de ser una fumadora de dos paquetes diarios a ser una atleta de alto rendimiento, de primera clase”.

También agrega: “Si usted es un corredor amateur que entrena para sus primeros 5 km, o bien un atleta experimentado, una madre, un padre o un empresario, ‘210,000 kilómetros’ le insuflará aliento para superar sus propios límites y le ayudará a descubrir su potencial”.

En la actualidad, “Toti” trabaja en su empresa Baby Survival Swim, dedicada a enseñar a niños de corta edad a sobrevivir en el agua y a nadar desde sus primeros meses de vida. También imparte conferencias y talleres de superación personal y empresarial.

Publinews Mujer conversó con “Toti” acerca de las razones por las cuales escribió su libro, los recuerdos de los altibajos en su vida y de cómo se transformó de una fumadora de dos paquetes diarios en una atleta de alto rendimiento.

¿Por qué decidiste escribir el libro “210,000 kilómetros”?

Siempre había querido dejar un legado. He vivido muchos obstáculos y experiencias distintas a la norma de la gente. Viví en 19 casas diferentes desde la muerte de mis padres. Ya comencé grande en el deporte, a los 22 años. Los mejores deportistas son los que vienen practicando desde niños.

Cuando comencé a participar en los maratones de alto rendimiento, decidí presentar mis logros, así que escribí mis propios reportajes. Emprendía una gira por todos los periódicos del país para entregarlos. A las personas les gustó cómo escribía, decían que era muy espontáneo el texto. La segunda razón por la cual escribí el libro fue por la mala experiencia que viví en Marruecos. Tuve que salir fugada de ese país porque mi esposo me había sacado de la casa en la que vivía con nuestros hijos. No quería separarlos de su padre, pero no me quedó otra opción. Crucé en ferri del norte de Marruecos a Tarifa, después viajé a Madrid y de ahí volé a Guatemala.

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Cuando las personas escuchaban mi historia me decían que parecía de novela y me recomendaban escribir un libro.

Un año aproveché que me operaron de la rodilla y tenía que descansar. Me cansé de ver televisión durante 12 horas diarias y leí en dos días el libro “En la silla de Morfeo”, de Alan Tenenbaum, alguien que no era escritor pero publicó un libro muy interesante acerca de su vida y un accidente que tuvo.
Eso me motivó a escribirlo. Fue otra meta cumplida. En tres meses lo terminé, más correcciones y revisiones.

¿Crees que tu biografía también puede tomarse como un libro de superación?

Claro. Además, mi editor y otras personas dicen que este debería leerse en los colegios y en las universidades para que todo guatemalteco sepa mejorar como persona con disciplina, y no solo quejarse, como se hace mucho en el país. Lo digo con cariño. Amo a Guatemala. A donde fuera, llevaba conmigo la bandera de mi país.

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Cuando supe más acerca de tu vida y de lo que viviste en Marruecos, se me vino a la mente el filme “No me iré sin mi hija”, en el que el personaje de Sally Field debe huir de su marido en Irán. También mencionas esta película en el libro. Existen muchas encrucijadas en la vida, ya sea como estar sin ayuda y amigos lejos de tu país, tener problemas económicos o no poder terminar con un vicio o algo que te hace daño.

Estas situaciones se complican cuando aceleramos la toma de una decisión. En mi caso, cuando en Marruecos leí las cartas en las que me notificaban que debía desalojar la casa, fue terrible. El hecho de que mi esposo me haya sacado de mi casa fue un golpe muy duro a mi dignidad. Marruecos es un lugar muy corrupto. Cuando me dicen que en Guatemala hay corrupción, solo puedo pensar que en Marruecos es mucho peor. Un juez puede ser influido muy fácilmente. Me preocupaba y me dolía ver esa injusticia.

No conocía a nadie y no había embajada o consulado para solicitar ayuda. En ese momento de angustia y nervios, agarré un cigarro, habiéndolo dejado 22 años atrás, y me calmó como si hubiera tomado la mejor droga para relajarse. Sé que fue un error, pero uno es humano y no debemos luchar por ser perfectos, porque nos frustraremos. En esa ocasión fumé y ya me quité ese vicio.

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Siempre explico que debemos tener en cuenta que existen dos opciones en la vida: Es nuestra elección ser víctima o guerrera.

En Marruecos tenía dos niños pequeños, así que decidí regresar a mi país, donde estaba mi familia, que me ayudó hasta que pude abrir mi empresa.

¿Por qué se llama el libro “210,000 kilómetros”?

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A veces uno escribe un libro y ponerle el título es de las cosas más difíciles, porque se debe resumir todo el mensaje en una frase. Me puse a calcular cuánto había recorrido durante mis prácticas de natación, de bicicleta y de correr, y sumaba 210 mil kilómetros. Después investigué cuánto mide la circunferencia de la Tierra y encontré que eran como 40 mil kilómetros. Así que se puede decir que le he dado más de cuatro vueltas al mundo con mis piernas, sin necesidad de un motor. Eso me pareció original.

Después de haber ganado el bicampeonato en el Ultraman de Hawái, en el que competiste durante tres días y recorriste 515 kilómetros, ¿qué fue lo primero que sentiste e hiciste?

Le di mucha importancia a entender que todo el esfuerzo dio sus frutos. Durante esa carrera me fundí, me dio basca y vomité, dejando ir todos los nutrientes y líquidos que me estaban ayudando a tener energías. Tuve que detenerme a comer para recuperarme, y esa es una enseñanza de la vida, lo utilizo en mis talleres. Siempre hay obstáculos en la vida y en nuestros retos, pero hay que seguir adelante, aunque sea despacio.

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Es válido detenerse a analizar la situación y después seguir adelante. Cada paso que das se convierte en uno más cerca de la meta. Uno de mis lemas es: “Paso a paso, adelante”.

Esa vez no solo terminé esa carrera, sino que además fui la mejor de las mujeres. A pesar de que el primer y segundo días llevé mucha ventaja por la bicicleta y nadada, en la corrida fui muy mala, no tuve rapidez, y en el tercer día me alcanzaron. Llevaba mucha ventaja de los dos primeros días y esto me tenía que ayudar en el tercero, el doble maratón, ya que no era buena corredora.

Al final no ganaba dinero. Lo que me entregaron fue una hebilla de cinturón que significa que terminé la carrera dentro del tiempo límite, y eso para mí tiene más valor. Esa satisfacción no se puede comprar con todo el dinero del mundo.
Mientras corría, siempre me ayudó pensar en la energía de la naturaleza, hacía inventario de mi cuerpo y de mi postura, pensaba que el reloj pasa y que todo termina. Eso ayuda mucho a resistir presiones y experiencias negativas o dolorosas.

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Cuando ves atrás todo lo que has vivido, ¿qué se te viene a la mente?

Que estoy orgullosa de lo que ahora soy. Aprendí a valorar qué es lo importante y qué no lo es. Antes, pasaba el día enojada por cosas estúpidas y ahora lo veo como algo con lo que no perderé mi tiempo ni mi felicidad. Aprendí a ser una persona feliz y a agradecer.

El agradecimiento es una de las claves para ser auténticamente feliz. El mundo se ha vuelto muy consumista. Mucha gente se gasta su dinero en cosas materiales, cuando con una vivencia podría sentirse mejor.

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Todos los días hago un listado por lo que debo estar agradecida. Siempre comienzo con que tengo un techo, comida para alimentarme, un cielo lindo, aire, pajaritos que me cantan durante la mañana, dos hijos increíbles, salud, un carro para movilizarme, amigos… y la lista agranda tanto que hasta cargo de conciencia me da querer algo más. Me deja en paz.

Cuando veo para atrás, encuentro una vida difícil, pero me tocó eso y debo lidiar con ese dolor. La actitud es lo más importante en la vida, cada quien tendrá circunstancias que debe afrontar. Pero la actitud que pongamos determinará la experiencia ante el estímulo.

Pienso que el cielo y el infierno están en la tierra, y uno mismo elige si hace de su vida un cielo o un infierno.

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Guatemala es un país en donde se lee muy poco. Pienso que nos pueden quitar de todo, menos lo aprendido, el saber. Siempre aconsejaré leer. Cuando leemos otras historias nos damos cuenta de lo afortunados que somos.
 

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