Todos tenemos cosas que nos ponen los pelos de punta, desde el tráfico, los viajes o cualquier otro tipo de situaciones.
Sin embargo, existen personas a las que los sonidos con los que convivimos cada día les son molestos e incluso intolerables. A este padecimiento se le conoce como misofonía, la hipersensibilidad a sonidos cotidianos, generalmente repetitivos, tales como “masticar”, realizar algún ruido constante con los dedos, la respiración de una persona, o el sonido de un claxon.
Nutrigenómica Esta especialidad proporciona un conocimiento molecular de cada individuo respecto a los componentes de la dieta que contribuyen a mejorar su salud. Indica los alimentos que les benefician y los que podrían perjudicarlos. Además mediante esta ciencia podemos descubrir cómo los genes influyen en todos los aspectos de nuestra vida.
Al respecto, el nutriólogo especialista en nutriogenómica Luis Prieto expuso: “Este término se descrbió en el año 2000 y puede confundirse con otros transtornos. Sin embargo, el principal detonante de la misofonía es el genético, ya que generalmente se hereda”.
“En este tipo de condición, puede llegar a sentirse aversión no sólo a los sonidos cotidianos, sino también a las personas que los emiten (una persona masticando, alguien tronándose los dedos, el sonido de la respiración constante); esto puede afectar las relaciones sociales de la persona que padece misofonía”, finalizó el especialista.
Los estudios de genética son poco conocidos actualmente. Sin embargo, pueden ser muy útiles para saber más respecto a nuestras capacidaddes y deficiencias y cómo solucionarlas.