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“Más allá de los efectos para Chile, creo que nos muestra una Latinoamérica en la que si bien nuestras democracias no son perfectas y tenemos muchas cosas que seguir mejorando, están consolidadas y existen mecanismos que se respetan, y eso creo que da una cierta tranquilidad”.
Ese es el análisis que hace la presidenta chilena Michelle Bachelet al hablar de los dos procesos políticos que marcaron el cierre del fin de año en la región: el triunfo de Mauricio Macri en Argentina y la victoria de la oposición al gobierno de Nicolás Maduro en las elecciones parlamentarias en Venezuela.
“Creo que ambos procesos reflejan que la democracia en América Latina está madura, y puede haber una alternancia de un gobierno por otro de manera normal, y también es posible una elección parlamentaria donde el Gobierno, en un caso Colombia, en el otro Venezuela, donde gana la oposición al Gobierno, donde el Gobierno y el presidente Maduro en Venezuela reconoce el triunfo y el Consejo Electoral también”, señala la presidenta en entrevista con Publinews Internacional.
¿No ve alguna señal de cierta pérdida de terreno de la centroizquierda en la región?
Mire, creo que los pueblos eligen a sus gobiernos en función de distintas cosas. La alternancia del poder en democracia es un elemento legítimo, y creo que todavía en América Latina tenemos una gran cantidad de proyectos que lo que buscan es sacar a nuestros países y a nuestros ciudadanos de la desigualdad.
Ahora la región está viviendo un momento muy complejo económicamente.
Hay una recesión en varios países, entre ellos Brasil, que es la economía más grande que tenemos en la región, y eso también perjudica el afecto que las personas sienten hacia sus gobiernos cuando hay problemas de empleo, de una economía que no produce y, por lo tanto, tampoco está entregando beneficios, o en algunos países tienen que cortar beneficios.
No tiene por qué ser cada gobierno un gobierno con el mismo proyecto económico o político, pero que sí buscamos (y eso nos puede unir), buscamos qué cosas podemos hacer en conjunto para que a nuestros pueblos les vaya bien, les vaya mejor.
En ese sentido, ¿es Macri un mejor aliado estratégico para Chile?
Nosotros con la Argentina siempre vamos a tener una relación de respeto, de alianza.
Lo digo por la mirada del desarrollo económico de la región…
Con Cristina (Fernández) tuvimos una muy buena relación, logramos profundizar nuestros ámbitos de trabajo, firmamos el “abrazo de Maipú” en el gobierno anterior y seguimos trabajando en lo binacional muy fuertemente, y con el gobierno del presidente Macri haremos lo mismo.
En el caso de Venezuela, el Gobierno chileno ha hecho gestiones para ser mediador en el proceso que enfrenta ese país. Entiendo que hubo una negativa del Gobierno de Caracas…
Nosotros hemos ofrecido toda la colaboración para acompañar un proceso que de partida comenzamos acompañando desde el mismo día en el que asumí, porque ese día en la tarde hubo una reunión de cancilleres de Unasur, acá en Santiago, para justamente mirar cómo en este momento de bastante conflictividad interna, cómo los cancilleres y los gobiernos de Unasur podíamos ser un factor positivo.
Entonces, hemos estado permanentemente en eso a través de nuestras cancillerías, a través de nuestras reuniones, y también fue un conjunto de parlamentarios allá, han ido varias veces; también los parlamentarios han buscado cómo se arman puentes entre el Gobierno y la oposición, y sin duda hemos vuelto a reiterar hasta hace poco que si en algo Chile puede ayudar, que cuenten con nosotros.
Pero, ¿esa gestión de mediar ya se dio por cerrada?
No. Nosotros mantenemos la propuesta ahí. Como lo hemos hecho ya en un proceso muy claro y definido con Colombia, en lo que es el apoyo al proceso de paz. Estamos desde hace tiempo, pero desde que llegamos al gobierno ha habido representantes nuestros que han estado muy activos participando en las conversaciones en La Habana.
Sería una gran noticia para la región y, por cierto, para Colombia y para los colombianos el que pudiera haber una paz definitiva. Esperamos que ahora, creo que en marzo es el tiempo que se han dado de plazo.
El 2015 ha sido muy intenso en la relación con Bolivia, por la demanda marítima y la acción que ha tenido La Paz en su gestión política del tema. La cancillería chilena ha mantenido una actitud muy jurídica y “clásica”. Con la llegada de Insulza, ¿deberíamos esperar un cambio en ese rol de Chile?
Al renunciar Felipe Bulnes por las razones que él explicó, nosotros decidimos que un nombre, y el propio Bulnes coincidía también en que un muy buen nombre podía ser José Miguel Insulza, que es abogado, que tiene experiencia internacional.
Además, ahora estamos en una fase en la que podemos entrar a discutir más profundamente, porque en la fase de excepción preliminar uno no puede meterse en los temas más de fondo, y mostrar efectivamente no solo la parte jurídica de los tratados, que es importante, sino mostrar que Chile siempre ha estado disponible para dialogar.
Hemos dialogado, de hecho, históricamente, no con cesión de soberanía, pero hemos dialogado.
Y yo termino la parte de la primera etapa (del juicio ante La Haya) diciendo que yo de verdad la valoro como positiva. Hay gente que la considera un fracaso, pero nosotros siempre supimos que esa era una alternativa, pero, obviamente, los jueces podían considerar: ‘mejor veamos el fondo antes de definir el sentido’.
En cambio, con claridad acotó y dijo: ‘el tribunal no puede pronunciarse sobre cesión de soberanía’. Y eso creo que fue un tremendo triunfo.