Shimon Peres, ex primer ministro y presidente israelí fallecido la noche del martes al miércoles, fue punta de lanza de las negociaciones con los palestinos por las que se hizo acreedor del Nobel de la Paz en 1994.
Artífice de los acuerdos de Oslo
Peres fue uno de los grandes artífices de los históricos acuerdos de Oslo (1993 y 1995) entre Israel y la Organización de Liberación de Palestina. Estos acuerdos sentaron las bases de la autonomía palestina y debían conducir a un tratado de paz.
Ministro de Relaciones Exteriores de su gran rival laborista Yitzhak Rabin, estaba encargado de las negociaciones. Por estos acuerdos compartieron el premio Nobel de la Paz Peres, Rabin y el líder palestino Yasser Arafat en 1994.
La solución con dos Estados, israelí y palestino, coexistiendo en paz “es la única vía posible para acabar con el terrorismo, la violencia y el odio”, decía en febrero a la revista Time a pesar del declive de los acuerdos.
Peres también estuvo implicado en el esfuerzo de paz con Egipto y Jordania, los dos únicos países árabes con que Israel ha firmado un tratado de paz.
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Halcón convertido en paloma
“No he cambiado yo. Creo que ha cambiado la situación. Mientras estaba amenazada la existencia de Israel, era lo que ustedes llamarían un halcón (…) En cuanto sentí que los árabes estaban abiertos a la negociación, dije que era lo que preferíamos nosotros también”, decía a Time.
Figura preeminente
En Israel, su aura de último sobreviviente de la generación de los padres fundadores israelíes y su omnipresencia durante décadas lo impusieron como figura preeminente.
Primer ministro entre 1984 y 1986, luego en 1995-96; presidente de 2007 a 2014, ministro de Defensa, Relaciones Exteriores, Finanzas…, compañero de viaje de David Ben Gurion, Rabin y Ariel Sharon, se erigió en autoridad respetada, aunque criticado con frecuencia en sus innumerables cargos, tanto en el gobierno como en la oposición.
En los años cincuenta, en la dirección general del Ministerio de Defensa, participó en el abastecimiento de armas modernas a Israel, sobre todo por Francia, país con el que hacía las veces de mediador privilegiado en una relación estrecha.
Participó en la preparación de la expedición de Suez en 1956 que alió a Israel, Francia y Reino Unido.
A la sazón ministro de Defensa, Peres respaldó en los setenta, en Cisjordania ocupada, las primeras colonias, las implantaciones que han proliferado desde entonces y están ampliamente consideradas un obstáculo para la paz.
Era primer ministro en 1996 cuando un centenar largo de civiles murieron en un campo de la ONU bombardeado por Israel en la localidad libanesa de Qana.
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Padre del programa nuclear israelí
En la dirección general de Defensa, Peres sentó las bases del programa nuclear israelí y propició la construcción del reactor de Dimona.
Se adjudicaba el haber instaurado en la época la política, hoy vigente, de ambigüedad por parte de Israel en torno a si dispone o no del arma nuclear.
Peres justificó la construcción de Dimona por la penuria de recursos energéticos en Israel, pero invocó asimismo las virtudes disuasivas del reactor.
“No me cabe ninguna duda de que Dimona confirió a Israel una dimensión disuasiva. Para mí, Dimona fue el primer paso a Oslo”, decía en 2014.
Protegido de Ben Gurion
Nacido en 1923 en una familia acomodada en la entonces Polonia y hoy Bielorrusia, Peres emigró en 1934 a Palestina bajo mandato británico.
Implicado en política muy pronto en el kibutz, se incorporó en 1947 a la Haganá, antecesora del ejército israelí, y fue protegido de David Ben Gurion, que proclamó el Estado de Israel.
Elegido al Parlamento en 1959, estuvo presente allí casi sin interrupción hasta su accesión a la presidencia en 2007.
Peres enviudó de Sonya en 2011. Tuvieron tres hijos y varios nietos.