Donald Trump convenció a los estadounidenses con su mensaje de “cambio real” y a partir del 20 de enero de 2017 empujará a paso veloz una transformadora agenda durante sus primeros 100 días de gobierno.
Al final de la campaña electoral, prometió un “primer día muy ocupado” en la Casa Blanca, agregando que el cambio comenzaría en su primer día en el cargo.
Trump, de 70 años, ha garantizado “devolver la grandeza” al país con dos ideas centrales: reimpulsar la economía y fortalecer la seguridad nacional, tal y como explicó el 22 de octubre en Gettysburg (Pensilvania, noreste), lugar histórico de la Guerra Civil y donde el presidente Abraham Lincoln pronunció un célebre discurso en 1863.
Su intención es renegociar desde el primer día en el Despacho Oval el tratado de libre comercio de América del Norte (NAFTA, en inglés) y sacar a Estados Unidos de la Asociación Transpacífica (TPP).
Planea levantar restricciones a la explotación de combustibles fósiles, relanzar el oleoducto Keystone XL detenido por el presidente Barack Obama y suspender el pago de miles de millones de dólares a los programas de la ONU contra el cambio climático.
El millonario comenzará también a “expulsar del país a los más de 11 millones de inmigrantes ilegales criminales y cancelar visados de países que no los acepten de nuevo”, afirmó.
También suspenderá la inmigración procedente de “regiones propensas al terrorismo” y llevará a cabo una “examinación extrema” de quienes busquen entrar al país.
“Nuestra campaña representa el tipo de cambio que solo llega una vez en la vida”, dijo, señalando que las medidas serán parte de un “contrato revolucionario” con el elector estadounidense.
El millonario, en su primer cargo electo de su vida, también prometió “drenar el pantano” de la corrupción en Washington, imponiendo límites a los periodos de los legisladores, congelando la contratación federal y prohibiendo por cinco años a congresistas y trabajadores de la Casa Blanca convertirse en “lobbistas”.
– Contra el legado de Obama –
Otro de sus objetivos primordiales será acabar con todos los decretos, según él anticonstitucionales, firmados por Obama.
A pesar de las tensiones con su partido, que controla la cámara baja y el Senado, Trump afirma que trabajará con los legisladores para aprobar leyes que crearán al menos 25 millones de empleos en una década, principalmente mediante la “mayor reducción de impuestos” desde los años 80 para la clase alta y las empresas.
El presidente electo pretende además cumplir su promesa emblema de su campaña de construir un muro en la frontera con México, que según él México pagará, así como imponer una pena mínima de dos años de prisión para cualquier inmigrante indocumentado que intente volver a entrar a Estados Unidos.
Por otro lado, planea trabajar lo más rápido posible para eliminar la reforma de salud del presidente demócrata saliente conocida como ‘Obamacare’.
El republicano espera atraer mil millones de dólares en inversiones para infraestructuras en la próxima década a través de alianzas público-privadas y fuentes privadas, impulsadas por una baja impositiva.
¿Cómo pagar por esas iniciativas? ¿Cuánto puede lograr? Muchos expertos dudan que efectivamente pueda lograr sus promesas.
Durante su discurso en Gettysburg, no ofreció detalles sobre cómo será su estrategia en política exterior para los primeros cien días.
En los últimos días de campaña, prometió que “suspenderá el programa de refugiados sirios” para impedir la entrada de “terroristas islámicos”, pero no volvió a mencionar su idea de deportar a los 11 millones de inmigrantes indocumentados.
Además tiene otros asuntos pendientes: actuar ante la justicia contra la docena de mujeres que lo acusaron de manosearlas. Según él, todas son unas mentirosas.