El gobierno de Aung San Suu Kyi tiene que terminar con el “genocidio” de la minoría musulmana rohingya, estimó este domingo el primer ministro malasio, criticando a la premio Nobel de la Paz birmana por su inacción.
En un mitin ante unas 5.000 personas en Kuala Lumpur, Najib Razak también denunció la pasividad de la comunidad internacional frente al drama de los rohingyas, después de que miembros de esta minoría, refugiados en Bangladés, acusaran al ejército birmano de matanzas, torturas y violaciones colectivas.
“¿Para qué le sirve su premio Nobel a Aung San Suu Kyi?”, se preguntó el jefe de gobierno malasio.
“Le decimos a Aung San Suu Kyi que ya basta. Nosotros defenderemos a los musulmanes y al islam”, dijo a sus partidarios, antes de clamar “¡Allah Akbar!” (‘Dios es grande’).
“Queremos que la Organización para la Cooperación Islámica (OIC) actúe”, pidió.
“¡Hagan algo! Que la ONU haga alguna cosa. La comunidad internacional no puede permanecer pasiva ante un genocidio”, exclamó.
Según la ONU, unas 30.000 personas huyeron y decenas murieron en el estado birmano de Rajín (oeste), donde se concentran los rohingyas, desde que el ejército lanzara una gran operación a principios de octubre en respuesta al ataque de varias comisarías.
Los rohingyas son considerados extranjeros en Birmania, aunque algunos de sus miembros viven en ese país desde hace generaciones.
No se les reconoce la ciudadanía en ese país, cuya población es en un 95% budista, y viven marginados de la sociedad, en condiciones de miseria.
Numerosas mujeres rohingyas que consiguieron cruzar la frontera con Bangladés denunciaron agresiones sexuales por parte de militares birmanos.
El Tatmadaw, nombre del ejército en birmano, desmiente sin embargo estas acusaciones, pero impide a periodistas extranjeros y cooperantes acceder a la zona en cuestión.