El primer ministro francés Manuel Valls anunció este lunes su candidatura a la elección presidencial de 2017, para “unir a la izquierda”, profundamente dividida y enfrentar a la derecha y a la extrema derecha.
“Mi candidatura es de conciliación, de reconciliación” aseguró desde Évry, su bastión electoral cerca de París, en un discurso pronunciado en presencia de su esposa Anne Gravoin y entre aplausos de los presentes.
“Hoy tengo una responsabilidad: unir”, afirmó el jefe de gobierno, quien precisó que dimitirá el martes para consagrarse a la campaña a la primaria socialista que se celebrará a finales de enero.
“La primaria que se abre es un medio formidable para recrear la unidad”, afirmó, y llamó a “todos los franceses que rechazan la ultraderecha y la regresión social” que propone la derecha a participar en ese primer gran escollo en la carrera hacia la presidencia.
El candidato se comprometió a que “Francia no reviva el trauma de 2002 con una extrema derecha en la segunda vuelta”. “Dicen que la izquierda no tiene ninguna oportunidad, pero no hay nada escrito”, advirtió.
Según un sondeo publicado por el diario Journal du Dimanche, el primer ministro es la personalidad preferida de los simpatizantes de izquierda para convertirse en el candidato del PS a la elección presidencial, pero la candidata de ultraderecha Marine Le Pen y el candidato de derecha François Fillon aún le superan ampliamente en las encuestas.
– Un camino de escollos –
Si logra superar las dos vueltas de la primaria, el 22 y 29 de enero, el candidato del PS aún tendrá ante sí un camino lleno de escollos, y puede quedar arrinconado entre el jefe de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon y el exministro de Economía, Emmanuel Macron, un centrista liberal. Ambos han excluido su participación en la primaria socialista.
De momento, la dimisión de Valls del gobierno obliga al presidente Hollande “a una remodelación” gubernamental y para ello será necesario que “Francia no quede desarmada en este periodo y permanezca movilizada y unida”, advirtió el exprimer ministro conservador Dominique de Villepin.
Entre los nombres que figuran para reemplazar a Valls están los de los ministros Bernard Cazeneuve (Interior), Jean-Yves Le Drian (Defensa), Stéphane Le Foll (Agricultura), Marisol Touraine (Salud) o Najat Vallaud-Belkacem (Educación).
Una vez recuperada su libertad, Manuel Valls, intentará limar los aspectos más duros de su discurso y atraer a nuevos aliados.
– ‘Defender un legado’ –
En un discurso donde presentó brevemente los ejes de su programa -“laicidad”, “igualdad”, “fraternidad” con un modelo social que “hay que preservar y modernizar”- Valls insistió en la necesidad de unión de la izquierda.
El primer ministro intenta desde hace años imponer un ‘aggiornamento’ (modernización) a la izquierda, pero su personalidad autoritaria, su discurso favorable a las empresas y su defensa estricta del laicismo irritan a parte de los socialistas.
El pasado viernes Manuel Valls había prometido “defender el balance” del presidente Hollande, aunque sin gran entusiasmo.
“François Hollande y Manuel Valls han hecho la misma política (…) y no se sabe quién, si Hollande o Valls, es la cuchilla o el mango del puñal que ha desgarrado a la izquierda” atacó este domingo Arnaud Montebourg, exministro de Industria del gobierno socialista –dejó el cargo por sus críticas al ejecutivo– y candidato a la primaria socialista.
En este contexto, con una izquierda totalmente desintegrada tras un mandato de François Hollande marcado por una impopularidad récord, todos los sondeos dan al candidato de la derecha François Fillon y a la jefe de la extrema derecha Marine Le Pen como vencedores de la primera vuelta de la elección presidencial, en abril, y calificados ambos para la segunda y definitiva ronda, en mayo.
La izquierda, por su lado, quedaría eliminada, como ya ocurrió en la elección presidencial de 2002.