El Vaticano y la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) tratan de salvar el frágil diálogo entre el gobierno y la oposición de Venezuela, que quedó congelado el martes, constatando la difícil resolución de la crisis política en el país.
Tal y como había anticipado, la oposición no se presentó a la tercera reunión prevista para el martes, por considerar que el gobierno ha incumplido los acuerdos pactados en este proceso auspiciado por la Santa Sede y la UNASUR.
Entre las exigencias de la alianza opositora para volver a la mesa están que el gobierno acepte una salida electoral al conflicto, reactivando el suspendido proceso para un referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro o un adelanto de las elecciones previstas para 2018.
También, que libere a los “presos políticos”.
Considerado que estos temas no están en la agenda, los representantes del gobierno se presentaron a la cita asegurando que cumplieron con lo pactado.
La ausencia de la oposición demostró que es “una familia profundamente disfuncional” con grandes divisiones, dijo uno de los delegados del gobierno, Jorge Rodríguez.
Entre el cruce de acusaciones, el enviado del papa a Caracas, monseñor Claudio María Celli, y dos de los mediadores de la UNASUR, los expresidentes Leonel Fernández (República Dominicana) y Martín Torrijos (Panamá), se reunieron por separado con ambas delegaciones el martes.
El secretario ejecutivo de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Jesús Torrealba, consideró ese encuentro como “un punto de inflexión en el diálogo”, que a su juicio estaba “amenazado de muerte”.
– Que los poderes no dificulten el diálogo –
Tras las reuniones a puerta cerrada al final de la tarde, Celli leyó un comunicado en nombre de los mediadores, manifestando la necesidad de iniciar una etapa para “la reactivación, consolidación y sostenibilidad” del diálogo que empezó el 30 de octubre, y explicó que los mediadores habían presentado a ambas partes una “propuesta de trabajo”.
Los acompañantes pidieron a los poderes públicos, enfrentados desde que la oposición tomó el control del parlamento en enero, “abstenerse de dictar decisiones que dificulten la relación entre ellos o el proceso de diálogo hasta el 13 de enero de 2017”.
El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) -acusado por la oposición de servir al chavismo- inhabilitó a la Asamblea por juramentar a tres diputados cuya elección fue suspendida por supuesto fraude.
Pese a que los asambleístas pidieron su desvinculación el 15 de noviembre como parte de lo acordado con el gobierno, el TSJ exige que se los separe mediante un acto parlamentario.
Al manifestar sus “preocupaciones” para que los acuerdos alcanzados en las mesas se concreten “de manera más eficiente”, los mediadores plantearon “la necesidad de establecer mecanismos de verificación”.
“Con la derecha dialogando o sin la derecha dialogando, Venezuela lo que va es pa’lante”, lanzó el martes Maduro.
El chavismo se mostró molesto con una carta que le había mandado hace unos días el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, y Rodríguez reiteró el martes que no aceptan “ultimatums” ni presiones “de ningún tipo de ningún poder fáctico del mundo entero”.
– El chavismo, a salvo –
Ante la incógnita sobre lo que puede venirse en los próximos días, analistas como John Magdaleno consideran que el gobierno ya ha logrado su objetivo de “ganar tiempo”, pues desactivó las protestas -en aumento antes del diálogo- para exigir el referendo.
Eso le permitiría a Maduro llegar al 10 de enero de 2017, cuando incluso si es revocado, la Constitución prevé que su sustituto sea el vicepresidente.
Así, el chavismo seguirá en el poder al menos hasta 2019.
Según la politóloga Francine Jácome, el oficialismo también consiguió “dividir a la oposición”, pues algunos partidos nunca han acudido a la mesa de diálogo.
La MUD se propuso conversar sin renunciar a la estrategia de calle, pero no ha vuelto a convocar marchas para exigir la salida electoral.
Dirigentes como Henry Ramos Allup, presidente del parlamento, no descartan que el gobierno excarcele a algunos opositores para oxigenar el diálogo, pero advierte de que la MUD solo seguirá si se cumplen las demás exigencias.
Seis opositores ya han sido excarcelados tras el inicio de las conversaciones, lo que la oposición presentó en su momento como un logro.