"El tabaquismo provocará un billón de muertes en el siglo XXI". Con esta contundente y preocupante frase, el doctor Konstantinos Farsalinos abrió el foro "Nicotina sin combustión: productos de nueva generación, ¿una alternativa?", llevado a cabo la semana pasada en la ciudad de Bogotá, Colombia.
El evento, organizado por el diario Portafolio y la editorial El Tiempo, fue el primero de su tipo en Latinoamérica y contó con la participación de destacados expertos de países como Grecia, Colombia y el Reino Unido, además de representantes del gobierno colombiano y miembros de la prensa internacional, entre ellos periodistas de medios guatemaltecos como Publinews.
Farsalinos, quien es investigador de Cirugía Cardiaca en el Onassis Center, en Grecia, expuso durante 45 minutos serios estudios que muestran las repercusiones del tabaquismo en la población mundial y el beneficio que pueden representar las nuevas alternativas para reducir riesgos.
El académico griego, quien también trabaja para el Hospital Universitario Gathuisberg, en Bélgica, afirmó que en el mundo existen mil millones de fumadores y que, pese a que gran parte de ellos desea abandonar este hábito, solamente 1 de cada 10 lo logra.
Una de las conclusiones a las que llegó Farsalinos es que la combustión de la nicotina es la responsable de los daños a la salud, por lo que el consumo precalentado, es decir, sin quemar el tabaco, sería una alternativa factible para reducir el daño en el organismo del fumador.
Farsalinos reconoció que se han realizado cerca de 100 estudios sobre los efectos cancerígenos de la nicotina, pero ninguno de ellos ha sido probado en humanos, por lo que "no existe evidencia de que la nicotina esté directamente vinculada" a los tipos de cáncer asociados al tabaquismo.
"El problema con un paquete de cigarrillos no es el consumo de nicotina; la nicotina es responsable de la dependencia o el potencial adictivo del cigarrillo; no es cancerígena y ni siquiera promueve la enfermedad cardiovascular. El problema de fumar es el consumo de productos combustibles y esto es lo que le causa daño al fumador", declaró el doctor, al explicar la diferencia entre la nicotina del cigarrillo y la de los productos 'heat-not-burn'. "La respuesta es que la segunda no tiene combustión".
"Los e-cigarettes (cigarrillos electrónicos) son un 95 % menos dañinos, comparados con los cigarrillos convencionales", afirmó, al mismo tiempo que destacó el uso de nuevas tecnologías como el "Swedish Moist Snuff", mejor conocido como "snus", el cual, asegura, "es 99 % más seguro que fumar".
"Considerando que tenemos un billón de fumadores, la reducción del daño a través de estos productos va a tener un gran impacto en la salud pública", dijo.
Por otro lado, reconoció que las alternativas tradicionales para combatir la adicción a la nicotina, como los parches y la goma de mascar, "no gustan a los fumadores", y destacó esta característica como uno de los puntos a favor de los productos 'heat-not-burn'.
"Su uso es muy parecido al de un cigarrillo al fumar. Uno se los pone en la boca, inhala y exhala algo que parece humo (que en realidad es vapor); provoca esa irritación en la garganta y, por supuesto, tiene sabor (…) por eso hay tanta aceptación y por eso son tan efectivos", apuntó.
Sin embargo, Farsalinos fue enfático en que estos productos deben promoverse únicamente como sustitutos del cigarrillo para fumadores y no como una "nueva moda" que inste a cualquiera, especialmente a un no fumador, a utilizarlos.
Sobre este tema, el académico aclaró en su intervención que el índice de personas que han iniciado el hábito de fumar a través de cigarrillos electrónicos se encuentra por debajo del 0 %, y que si bien es importante recordar su verdadero propósito, no es necesario preocuparse, por el momento, por una incidencia negativa en los no fumadores.
Paradojicamente, aunque los estudios del doctor Farsalinos parecen demostrar un beneficio incuestionable sobre el uso de estos productos en la reducción del daño por tabaquismo, el gobierno colombiano es cauteloso y se mantiene renuente a aprobar del todo tales alternativas.
La abogada Lorena Calderón, quien acudió al foro en representación del Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia, argumentó que no existen evidencias sólidas que demuestren que la nicotina no es cancerígena y por ello es necesario mantener regulados estos productos. "En el momento en el que la evidencia científica concluya que el producto reduce el riesgo, nosotros seremos los primeros en analizar su introducción al país", expresó Calderón.
Durante el conversatorio del foro, a Calderón se le preguntó si las políticas de salud excluyen a los fumadores al evitar estas tecnologías, algo que la representante del gobierno negó. "Necesitamos ver este tema desde el enfoque de derechos humanos (…) No estamos abandonando, en ningún momento, al fumador; nuestras políticas buscan protección íntegra para toda la población", dijo.
Además de Farsalinos y Calderón, también estuvieron presentes en el foro Ruth Dempsey, líder científica en Philip Morris International, y los destacados doctores colombianos, Germán Gómez y Hugo Caballero.
Al respecto, Dempsey reconoció que estos productos aún se pueden mejorar, pero afirmó que "ya son lo suficientemente buenos para el mercado". "Nuestra meta es continuar trabajando en los elementos que aún son susceptibles a mejoras", agregó.
En una entrevista posterior al foro, el doctor Konstantinos Farsalinos continuó afirmando que, pese a que estos productos son más populares en países de Norteamérica y Europa, podrían llegar eventualmente a Guatemala. Sin embargo, reconoció que el uso de estas tecnologías en países como el nuestro dependerá de la regulación de las autoridades.
Farsalinos también recordó que estos productos no son libres de riesgo y que la mejor alternativa para evitar el daño es dejar de fumar.
"Tenemos que evitar ser tan dogmáticos; no hay ciencia detrás de los dogmas. Nuestra meta, con estas nuevas alternativas, es reducir significativamente las muertes por tabaquismo en el mundo", sentenció.
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