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Prudente esperanza al reanudarse las negociaciones sobre Chipre

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Los dirigentes chipriotas griego y turco reanudan el lunes en Ginebra negociaciones de paz, consideradas una oportunidad histórica para poner fin a más de 40 años de división de la isla mediterránea, aunque su resultado sea incierto.

"Existe una real oportunidad de que 2017 sea el año en el que los chipriotas decidan por sí mismos pasar una página de la historia" declaró el enviado de la ONU para Chipre, Espen Barth Eide, en su mensaje de Año Nuevo.

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El presidente grecochipriota, Nicos Anastasiades, expresó este domingo su "confianza" antes de viajar a Suiza.

"Vamos a Ginebra con un espíritu positivo", anunció por su lado el dirigente turcochipriota, Mustafa Akinci.

La ONU no ha ahorrado esfuerzos para volver a encarrilar el proceso de negociaciones iniciado en mayo de 2015 y que pareció derrumbarse el pasado 22 de noviembre. Reunidos entonces en Suiza, Anastasiades y Akinci sólo pudieron constatar su desacuerdo.

Ahora han aceptado reanudar las conversaciones, pese a que persisten divergencias cruciales por resolver para poner fin a uno de los conflictos más antiguos del mundo.

– Golpe de Estado e invasión –

Chipre, que tiene un millón de habitantes, está dividido desde 1974, cuando el ejército turco invadió el norte de la isla en reacción a un golpe de Estado de chipriotas griegos que pretendían unir Chipre a Grecia, lo que generaba gran inquietud entre la minoría turcochipriota.

La invasión provocó el desplazamiento entre el norte y el sur de decenas de miles de personas -162.000 chipriotas griegos y 48.000 chipriotas turcos-, que tuvieron súbitamente que abandonar sus bienes.

Hoy, la República de Chipre, miembro de la Unión Euroepa desde 2004, sólo ejerce su autoridad sobre la parte sur, donde viven chipriotas griegos.

Los turcochipriotas viven en el norte, donde se ha autoproclamado la República Turca de Chipre del Norte (RTCN), sólo reconocida por Turquía.

Una futura solución de paz pasa por la creación de un Estado federal con dos entidades, chipriota turca y chipriota griega, cuyas lindes hay que fijar.

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Los chipriotas turcos, que eran el 18% de la población de la isla antes de la partición, controlan actualmente más del 36% del territorio.

En las últimas negociaciones, Anastasiades pudo haber propuesto que la futura entidad turcochipriota obtuviera el 28,2% del territorio. Akinci reclama al parecer un 29,2%.

Pero las divergencias persisten sobre otros temas espinosos, como el proceso de restitución, compensación o intercambio para los propietarios expoliados de sus bienes.

Por ejemplo, varias propiedades de grecochipriotas en el norte están ahora ocupadas por turcochipriotas, colonos turcos -son unos 160.000 llegados de las regiones más pobres de Turquía- o extranjeros. Lo exactamente inverso ocurre en el sur, con algunas propiedades que pertenecieron a turcochipriotas ocupadas por chipriotas griegos.

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Este asunto tiene una importancia crucial para ambas comunidades y un eventual acuerdo de paz será sometido a referéndum en cada lado de la isla.

Un anterior plan de paz establecido bajo la égida de la ONU fue rechazado en 2004 por los chipriotas griegos.

– Grandes divergencias –

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Los dos dirigentes se han comprometido a presentar el 11 de enero mapas sobre la repartición territorial de las dos entidades.

Es la condición necesaria para que se convoque una cumbre el 12 de enero que reúna a las potencias actualmente garantes de la seguridad en la isla: Grecia, Turquía y Reino Unido, como expotencia colonial.

Otras divergencias persisten. Los grecochipriotas piden la salida de miles de soldados turcos estacionados en el norte, pero los dirigentes turcochipriotas desean conservar una presencia militar, aunque sea reducida.

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En todo caso, el problema chipriota es un lastre para la candidatura de Turquía a la UE.

Hubert Faustmann, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Nicosia, afirma que "no espera ni éxito ni fracaso" de las negociaciones en Ginebra, "sino el inicio de una serie de negociaciones finales con la participación de las potencias garantes y de observadores de la UE y del Consejo de Seguridad" de la ONU. Esta fase final "no se puede estirar demasiado tiempo", opina sin embargo.

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