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Theresa May: medio año en el poder bajo la sombra del Brexit

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La llegada de Theresa May a Downing Street hace seis meses creó esperanzas que se han ido transformando en críticas por su aparente incapacidad en despejar las grandes incógnitas de la salida de la Unión Europea, el famoso Brexit.

Todo ello a falta de dos meses para que Londres notifique oficialmente que abandona la UE a sus socios europeos, dando el pistoletazo de salida a dos años de negociaciones para acordar los términos del divorcio.

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Y también medio año después del referéndum, que provocó la derrota de su antecesor, David Cameron, y su ascenso al poder, el 13 de julio pasado, al triunfar en unas primarias del Partido Conservador que se resolvieron con urgencia para no añadir más leña a la conmoción que se vivía.

"Theresa Maybe" (Theresa Quizás), la bautizó esta semana la revista The Economist, asegurando que "los problemas se le acumulan" a esta política sobria de 60 años, hija de un vicario, como Angela Merkel. "Y no parece tener un plan", sentencia la revista.

"¡¿Cuáles son sus demandas?!", grita la UE con un megáfono en una caricatura aparecida el viernes en el diario The Guardian. "Mmmm… ¡Todavía no lo sé!", responde atrincherado en un edificio el nuevo embajador del Reino Unido en Bruselas, Tim Barrow, sustituto de Ivan Rogers, que dimitió la semana pasada denunciando "la confusión" del Gobierno con el Brexit.

"¿Cuál es su visión? ¿Cuál es su idea de lo que el Reino Unido puede ser fuera de la UE? Todavía no lo he escuchado. Después de todo, eso es lo que necesitamos de los primeros ministros", lamentó en declaraciones a AFP Nick Clegg, que como líder de los demoliberales fue viceprimer ministro del anterior gobierno de coalición con los conservadores y conoció bien a Theresa May, la ministra de Interior.

"No necesitamos sólo competencia en la gestión, también necesitamos alguien que haga alzar la vista del país hacia horizontes lejanos", añadió Clegg.

– Pendiente de la Corte Suprema –

May repite la fórmula "Brexit es Brexit", sugiriendo que no habrá marcha atrás, y apunta a que está dispuesta a sacrificar el comercio con la UE si ese es el precio para controlar la inmigración, posición que preocupa enormemente en la City de Londres y en las grandes empresas.

"Podremos tener el control de nuestras fronteras, de nuestras leyes… La gente votó por eso el 23 de junio", dijo el domingo a la cadena Sky News.

Tampoco se sabe qué ocurrirá con los europeos que viven en el Reino Unido o los británicos que viven en la UE.

La primera ministra se enfrenta además a la oposición y a parte de los conservadores con su pretensión de que el Parlamento no tenga ni voz ni voto en la salida de la Unión Europea.

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Sin embargo, podría verse obligada a contar con él, si pierde el recurso judicial ante la Corte Suprema que presentó contra una resolución anterior que la obligaba a contar con un Parlamento proeuropeo que podría retrasar el proceso.

Pero el embrollo del Brexit no ha erosionado la popularidad de May, que se mantiene en torno al 50%, ayudada por la mala imagen del líder de la oposición, Jeremy Corbyn.

– Una situación demasiado compleja –

Hay analistas que sostienen que la primera ministra lo hace lo mejor que se puede, dado que el desenlace de las negociaciones con Bruselas depende tanto o más de los socios europeos que de ella.

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"May está en una situación compleja, teniendo en cuenta las divisiones en el seno del Partido Conservador y, en general, en la sociedad británica", explicó un diplomático europeo bajo anonimato.

"Tiene que hallar un equilibrio entre la voluntad de controlar el acceso de los trabajadores europeos (al Reino Unido) y la necesidad de preservar los intereses económicos" de su país, añadió.

"Además", añadió, "justo en el momento en que el Reino Unido se aleja de la Unión Europea, entra en terreno desconocido con la política exterior y estratégica de su aliado estadounidense" con el nuevo presidente Donald Trump. "Todas estas ecuaciones son de difícil resolución".

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