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La ejecución de tres chiitas en Baréin aviva las tensiones con el poder sunita

Tres bareiníes de confesión chiita, condenados a muerte por un atentado que en 2014 mató a tres policías, fueron ejecutados este domingo en su país, lo que atizó las tensiones entre la mayoría chiita y la dinastía sunita en el poder.

La sentencia fue aplicada por un pelotón de ejecución a primera hora de la mañana en presencia del jefe de la prisión, de un juez, un médico y un imán, precisó la fiscalía.

Los tres hombres habían sido condenados a muerte por un atentado con bomba el 3 de marzo de 2014, cuando "atrajeron a policías hacia una trampa" y mataron a tres de ellos, incluido un oficial emiratí, e hirieron a otros 13, recordó la fiscalía.

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En una declaración conjunta, cuatro organizaciones de defensa de Derechos Humanos denunciaron las ejecuciones "autorizadas por el rey Hamad" e identificaron a los condenados como Ali Al Singace (21 años), Abas Al Samea (27 años) y Sami Mushaima (42 años). Se trata, según ellas, de las primeras ejecuciones ocurridas en Baréin desde julio de 2010.

"Es un escándalo y una violación vergonzosa del derecho internacional", consideró Maya Foa, directora de Reprieve, una oenegé con sede en Londres que denunció la ejecución de los tres bareiníes tras unos veredictos basados en confesiones, aseguró, obtenidas "bajo tortura".

La Unión Europea, opuesta a la pena capital "en cualquier circunstancia", estimó por su parte que estas ejecuciones constituyen "un paso atrás en un momento en que el país había interrumpido estas muertes" desde hacía casi siete años.

El anuncio de las ejecuciones provocó manifestaciones en localidades chiitas, donde los residentes bloquearon calles incendiando neumáticos, a lo que la policía respondió con gases lacrimógenos, según imágenes publicadas en redes sociales.

Las grandes agencias de prensa internacionales no están autorizadas a informar sobre Baréin de forma independiente.

En este pequeño reino del Golfo, las autoridades dirigen una política de mano dura contra los opositores, a quienes suelen acusar de ser "cómplices de Irán".

– Riesgo de mayor violencia –

El sábado ya se habían llevado a cabo protestas en varias ciudades chiitas ante la inminencia de las ejecuciones. Decenas de personas salieron a la calle al grito de "¡No, no a la ejecución!".

Un policía resultó herido cuando "varios individuos" dispararon contra una patrulla en Bani Jamra, localidad situada al oeste de la capital, informó el ministerio del Interior denunciando un "acto terrorista".

El lunes pasado, el Tribunal de Casación de Baréin confirmó tres condenas a muerte y siete a cadena perpetua para los miembros de un grupo declarado culpable de la muerte de tres policías, entre ellos un oficial emiratí, en un atentado con bomba en marzo de 2014.

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Era la primera vez que se mataba a un miembro de las fuerzas de seguridad de otro país del Golfo en Baréin, donde en 2011 se desplegaron militares y policías de Estados vecinos para respaldar a la monarquía sunita ante la revuelta alentada por la mayoría chiita.

Las cuatro organizaciones de defensa de los Derechos Humanos publicaron un comunicado conjunto el domingo para condenar las ejecuciones, ordenadas "tras juicios injustos".

Brian Dooley, responsable de la oenegé Human Rights Defenders, con sede en Washington, había pedido el sábado al gobierno estadounidense que "advirtiese a su aliado del Golfo contra un nivel de represión irresponsable, susceptible de provocar más violencia en una región de por sí muy volátil".

En el pequeño reino de Baréin, vecino de Arabia Saudí, se encuentra basada la V Flota de Estados Unidos.

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El principal movimiento de la oposición, Al Wefaq, fue prohibido y su líder, Sheij Ali Salman, cumple una pena de nueve años de prisión.

En Londres, el ministro de Relaciones Exteriores, Boris Johnson, recordó "la oposición de Gran Bretaña a la pena de muerte" e indicó haber tratado el asunto con el gobierno de Manama.

Por su parte, Irán reaccionó a las ejecuciones afirmando que "con esta acción desconsiderada, (el régimen de) Baréin ha probado una vez más que no busca una resolución pacífica (de la crisis) y que con el enfoque de su política de seguridad, se dirige, al contrario, hacia el boqueo político".

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