Varios centenares de personas asistieron el domingo en Nyanza, sur de Ruanda, al funeral de Kigeli V, último rey del país fallecido en octubre en el exilio en Estados Unidos, constató un periodista de la AFP.
El cuerpo de Kigeli V fue repatriado el lunes hasta Kigali desde Washington, al término de una batalla jurídica entre los miembros de su familia tras su deceso, el 16 de octubre.
La ceremonia religiosa se llevó a cabo al aire libre en el predio del "Museo del Palacio del Rey" de Nyanza, localidad situada a poco menos de 100 km al sur de Kigali y que fue en el pasado la capital del reino ruandés. La monarquía fue abolida por referendum en 1961.
Vestidos de manera tradicional, los allegados de Kigeli V se recogieron delante del féretro gris sobre el que se colocó la corona tradicional de los reyes ruandeses. El gobierno ruandés estaba representado por su ministra de Cultura, Julienne Uwacu.
Nacido Jean-Baptiste Ndahindurwa en Kamembe, el monarca, que accedió al trono en 1959 marchó al exilio en 1960 tras chocar con la administración colonial belga luego de reclamar ayuda a la ONU para obtener la independencia de Ruanda.
Vivió primero en varios países de Africa, entre ellos Kenia y Uganda, antes de instalarse en 1992 en Estados Unidos, en los suburbios de Washington.
Un año antes de la independencia del país, en 1962, la monarquía fue abolida.
Desde la llegada al poder del Frente Patriótico Ruandés, en 1994, embrión de una antigua rebelión tutsi, la idea del regreso del rey a Ruanda se evocó en varias ocasiones, pero todos los intentos fracasaron.
Tras enfrentarse sobre la repatriación de los restos de Kigeli V, sus allegados se enfrentan ahora sobre su sucesión.
El lunes, el Consejo Real en el exilio, anunció la designación de un aspirante al trono: Yuhi VI (Emmanuel Bushayija). Sobrino de Kigeli V, Yuhi VI es un exempleado de Pepsi Cola residente en Gran Bretaña desde hace 17 años. Pero los allegados de Kigeli V que viven en Ruanda rechazaron inmediatamente la designación.
Kigeli V sucedió en el trono en 1959 a su hermanastro Mutara III, antes de la "revolución social" hutu de noviembre de ese año, que expulsó del país a decenas de miles de tutsis, la mayoría de los cuales no volvieron al país hasta después del genocidio de 1994.
Kigeli V era tutsi, pero, según la tradición, la realeza estaba por encima de las diferencias raciales y representaba a todos los ruandeses.
No obstante, al apoyarse en la minoría tutsi para dirigir el país y excluir a la mayoría hutu de cualquier cargo importante, Bélgica profundizó los antagonismos. Así, la monarquía se convirtió poco a poco a ojos de la mayoría oprimida en una institución tutsi.
Tras la "revolución social", que puso fin al orden jerárquico del período colonial belga, la realeza, ya muy debilitada, se mantuvo en un primer momento.
En septiembre de 1961 la monarquía fue abolida por referendum, un año antes de que Ruanda lograra su independencia.