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La conferencia de París sobre el conflicto entre israelíes y palestinos ha dejado a estos últimos tan alejados de la paz como ya lo estaban. Apenas terminada, las miradas se tornaron hacia Washington y el acceso de Donald Trump a la presidencia de EEUU.
Unos días antes de la investidura de Trump, el viernes, el presidente electo confirmó cómo su llegada al poder amenaza con modificar los equilibrios en el conflicto israelo-palestino, uno de los más espinosos de Medio Oriente.
El domingo, la comunidad internacional, incluido el EEUU del presidente Barack Obama, reafirmó en París que la instauración de un Estado palestino independiente, en paz, junto a Israel es la única forma de alcanzar una paz duradera.
Entre los textos citados como referencia por los participantes de la conferencia figura la resolución 2334 adoptada por el Consejo de Seguridad de la ONU el 23 de diciembre y que condena la colonización israelí en los territorios ocupados por el Estado hebreo.
Unas horas después de la conferencia, Donald Trump fustigó esta resolución en una entrevista con los diarios alemán Bild y británico The Times, estimando que "damos tanto a los palestinos".
El presidente electo denunció el enfoque "terrible" de la administración estadounidense saliente que no utilizó su derecho a veto para bloquear la resolución de diciembre que provocó la ira de Israel.
"Mi problema es que eso hace que sea mucho más difícil para mí negociar un acuerdo (entre israelíes y palestinos) porque damos tanto a los palestinos", agregó.
Trump también confirmó su intención de implicar a su yerno Jared Kushner en la búsqueda de la paz, sin citar a los palestinos: "Jared es realmente un buen muchacho, va a hacer un acuerdo con Israel que nadie más puede hacer".
El gobierno israelí denunció la conferencia de Paris y sus conclusiones basadas en las resoluciones de la ONU estimando que sólo "alejaba la paz".
Sólo negociaciones directas sin condiciones entre israelíes y palestinos pueden llevar a la paz, insistió el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu.
– 'El mundo de mañana' –
Para el primer ministro, la hostilidad de la administración Obama llegó a su punto culminante con la resolución del 23 de diciembre que condena la colonización e hizo saber el domingo que esperaba con ansias la llegada a la Oficina oval de Trump, que declaró: "Nadie es más pro israelí que yo".
La conferencia de París pertenece "al mundo de ayer", dijo Netanyahu. "El mundo de mañana será diferente, y está muy cerca", agregó en referencia a la investidura de Trump.
Israel "puede estar tranquilo sobre el hecho de que la administración que llega piensa lo mismo que nosotros sobre los dos puntos mayores", el programa nuclear de Irán y la colonización, afirmó el lunes a la prensa uno de los ministros de Netanyahu, Tzachi Hanegbi.
La dirección palestina con sede en Ramalá demoró en darse cuenta de lo que podría representar la presidencia Trump.
Tardó semanas en inquietarse por una de las promesas del candidato Trump: mudar la embajada estadounidense en Israel de Tel Aviv a Jerusalén.
El eventual traslado rompería con el consenso de la gran mayoría de la comunidad internacional que considera que el estatuto de Jerusalén debe ser objeto de una solución negociada.
La parte de mayoría palestina de la ciudad, Jerusalén este, está ocupada y anexada por Israel, una situación considerada como ilegal por la ONU.
Los casi 70 países presentes en París advirtieron que no reconocerían las acciones unilaterales susceptibles de amenazar una solución negociada.
En el Times y Bild, Trump pareció haber tomado nota de las advertencias sobre un traslado de la embajada y se rehusó a comentar: "Veremos lo que pasa".
Para Saeb Erakat, número dos de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), la conferencia de París "creó un envión" en dirección del fin de la ocupación y de la colonización.