Los afiches anónimos en contra del papa Francisco aparecieron durante el fin de semana en los muros de varios barrios céntricos de Roma. En ellos se muestra una foto del pontífice, con cara de ira y una leyenda en dialecto romano.
Las acusaciones contra Francisco se refieren a problemas que ha tenido con los sectores más conservadores de la Iglesia católica y de la Curia romana, la poderosa maquinaria central.
Los carteles, muchos de ellos pegados en vallas publicitarias, citan entre otros la guerra con la Orden de Malta y el retiro obligado del ultraconservador Stefano Manelli, de 83 años, fundador en la década de 1970 de Frailes Franciscanos de la Inmaculada.
Igualmente critica el hecho de que el pontífice "ignora a cardenales", en una alusión a los cuatro purpurados ultraconservadores que pidieron públicamente en una carta en septiembre pasado a Francisco que corrija los "errores doctrinales" de su encíclica Amoris Laetitia. Misiva que Francisco no ha tenido en cuenta.
La sombra de los ultraconservadores
Algunos carteles fueron despegados y otros parcialmente tapados por orden de la alcaldía de Roma por tratarse de publicidad ilegal.
Mientras la policía de la capital examina las imágenes registradas por la red de cámaras de vigilancia para tratar de determinar quiénes fueron los autores materiales de la campaña, dentro del Vaticano se barajan varias hipótesis sobre sus autores intelectuales.
En un programa de televisión, el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación de los obispos, conocido por sus posiciones conservadoras, condenó el domingo "esos métodos anónimos, inspirados por el diablo, que quiere dividir", dijo.
Sin hacer referencia al caso, el papa habló el domingo durante el ángelus de "la envidia, la difamación y la calumnia" entre católicos, lo que resultó una suerte de respuesta indirecta.
"Estos gérmenes arruinan el tejido de nuestra comunidad, que debería brillar por acogida, solidaridad y reconciliación", dijo.
La campaña fue lanzada pocos días después de que el Papa designara un delegado pontificio ante la Orden de Malta, una suerte de comisario, y obligara al Gran Maestre de la milenaria y riquísima organización, formada por numerosos laicos nobles romanos, a renunciar al cargo tras una áspera disputa.
Según el diario La Stampa, tras ser informado de la campaña, Francisco reaccionó con "serenidad e indiferencia".
Para Antonio Spadaro, director de Civiltà Cattolica, la revista de la Compañía de Jesús, uno de los jesuitas más cercanos al papa argentino, "el uso de medios tan vulgares demuestra que hay una minoría desesperada, que terminó por recurrir a medios infantiles", escribió.
"Se ve que está actuando bien y que está molestando mucho" con sus reformas, agregó en una declaración, en la que destaca que esos grupos cuentan con buena financiación para poder tapizar de afiches gran parte de la capital.