Con eslogans como "no somos monedas de cambio", o "paren el Brexit, el Brexit es racista", los inmigrantes, algunos con décadas de residencia en el país, casados con británicos, o con hijos y nietos nacidos aquí, pidieron al gobierno de Theresa May les asegure que su posición no cambiará tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
Sin embargo, ocho meses después del referéndum en que los británicos aprobaron salir del bloque, May insiste en no dar esas garantías hasta que no reciba las mismas de sus socios europeos respecto a los 900 mil británicos que viven en la UE.
Unos 3 millones de ciudadanos de la UE viven en el Reino Unido.
Varios de estos ciudadanos europeos fueron luego recibidos por sus diputados, mientras la Cámara de los Lores debatía la ley que permitirá al gobierno iniciar la ruptura con Bruselas.
"Estuve unos 15 minutos hablando con él, me dijo que los laboristas están de acuerdo en garantizar el derecho de los europeos a seguir aquí en las mismas condiciones", dijo a la AFP Joan Pons, un enfermero español de 41 años que lleva 17 en el Reino Unido, sobre su encuentro con el diputado laborista Toby Perkins.
Pons recordó que el país sigue necesitando enfermeros europeos (hay más de 20 mil plazas vacantes), y que la demora en aclarar la situación no beneficia al Reino Unido:
"Nunca pediré el pasaporte británico"
En la manifestación, la alemana Kira, envuelta en una bandera de su país de nacimiento, apremió también al Gobierno: "Tienen que aclarar cuanto antes lo que va a ocurrirle a la gente, la gente tiene que planificar su futuro y deberían tener derecho a permanecer donde están".
Esta muchacha de 18 años llegó cuando tenía apenas un año al país, y tiene miedo, sobre todo por sus padres y hermanos. "Yo soy joven, y puedo empezar una nueva vida en Alemania".
Agnes Baudur, una francesa en la sesentena que lleva la mitad de su vida en el país y está casada con un británico, empezó "a mirar los trámites para obtener el pasaporte, pero no he hecho nada todavía. Pensaba que podría seguir viviendo aquí, pero ahora empiezo a inquietarme".
La española Araceli Rodríguez, también de unos sesenta años, que llegó hace 33 al país, está a punto de ser bisabuela de una niña británica, y acudió a la manifestación por su bisnieta, su hija y sus nietos. En cuanto a ella, ya ha decidido que volverá a España en cuanto se jubile.
"Nunca pediré el pasaporte británico, me siento española y ya estoy contenta. Toda esta incertidumbre sobre nuestro futuro es como un acoso", afirmó. "Nunca pensé que volvería a España, pero cambié de opinión. No vale la pena quedarse en un país en el que no te quieren".