James Comey, director del FBI, comparecerá el lunes ante legisladores que lo acusan de obstrucción al Congreso y le exigen respuestas sobre posibles vínculos del presidente Donald Trump con Rusia y la denuncia de que Barack Obama ordenó espiar al magnate republicano.
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Los dos explosivos temas han preocupado a republicanos y demócratas por igual durante semanas, suscitando incómodas interrogantes sobre una presunta colusión entre Trump y el Kremlin y perturbando el inicio del nuevo gobierno.
El director del FBI testificará ante la comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes en una audiencia abierta para investigar la injerencia de Rusia en la campaña electoral estadounidense de 2016.
También está previsto que preste declaración ante los legisladores el director de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), Mike Rogers.
La comunidad de inteligencia de Estados Unidos ha culpado públicamente a Moscú de haber pirateado servidores del Comité Nacional Demócrata el año pasado, una acusación que Rusia ha negado enfáticamente.
Varias comisiones del Congreso han iniciado investigaciones sobre la presunta interferencia de Rusia, incluyendo los comités de Inteligencia de Diputados y del Senado, que tienen jurisdicción sobre 17 agencias de inteligencia de la nación, así como las comisiones de Justicia de ambas cámaras.
Numerosos legisladores han manifestado su frustración por la falta de cooperación del FBI, la policía federal, en las investigaciones sobre la presunta injerencia rusa.