Un caso de violación de una menor cerca de Washington se colocó esta semana en los reflectores de manera inusual, al ser los presuntos autores dos adolescentes hispanos que entraron ilegalmente a Estados Unidos.
En tiempos normales un asunto así no habría llamado la atención de la prensa nacional, pero cayó justo cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no deja de denunciar una frontera porosa, que los inmigrantes aumentan la criminalidad y que el gobierno no ha dado prioridad a los estadounidenses.
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José Montaño, de 17 años, y Henry Sánchez Millán, de 18, fueron acusados de haber agredido sexualmente a una colegiala de 14 años en los baños de su escuela, durante el horario de clases. Los jóvenes fueron inculpados de violación y encarcelados, a la espera de ser juzgados.
Los hechos ocurrieron el 16 de marzo en una escuela pública de Rockville, en el condado de Montgomery, en el estado de Maryland, cerca de Washington. Una zona muy demócrata en donde el 76% votó por Hillary Clinton.
Algunos datos sobre Sánchez Millán
Originario de Guatemala, el joven cruzó en 2016 el Río Grande, que separa la frontera de México con Texas, donde fue detenido por la patrulla fronteriza.
Después de unos días obtuvo la autorización para reunirse con su padre, que residía en Maryland, a la espera de comparecer antes un juez de migración.
Dicha audiencia aún no ha sido fijada y se encuentra atascada en los tribunales: más de medio millón de expedientes de inmigración estarían en espera en Estados Unidos, donde viven 11 millones de indocumentados.
De manera inesperada, la violación de Rockville reactivó el debate nacional sobre la inmigración, sazonado con una cantidad de comentarios xenófobos en las redes sociales.
Fox News, la cadena de televisión preferida de los conservadores, dedicó una larga cobertura al asunto y describió la violación con todo detalle, haciendo una relación con las llamadas ciudades "santuario", cuyas autoridades buscan proteger a los habitantes que carecen de documentos.
Sean Spicer en su encuentro diario con los periodistas en la Casa Blanca, en Washington. Foto:AP
El asunto realmente tomó una dimensión nacional el martes, cuando el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, se explayó sobre el crimen calificándolo de "chocante, preocupante, horrible".