Entre las víctimas mortales del ataque contra el santuario, ubicado en la provincia de Punyab (noreste), hay cuatro mujeres, indicó la Policía.
Tres sospechosos fueron detenidos, entre ellos el guardián del templo, y otras cuatro personas resultaron heridas en el incidente.
"Abdul Waheed, el guardián del santuario, de 50 años, confesó que mató a estas personas ya que temía que vinieran a matarlo", dijo a AFP el comandante de la policía regional, Zulfiqar Hameed.
El responsable del cuartel de Policía local, Shamshir Joya, dijo que al parecer las víctimas, que fueron halladas con la ropa destrozada y manchada de sangre, fueron intoxicadas.
Waheed, que había sido empleado de la comisión electoral paquistaní, sustituyó al anterior guardián tras su muerte.
El jefe del Gobierno regional de Punyab, Shahbaz Sharif, pidió que se le entregara en menos de 24 horas un informe sobre la investigación, informó un funcionario del Gobierno.
Tradición sufí
La peregrinación a los templos y la entrega de limosna a los pobres y de dinero en efectivo a los guardianes de los templos, son costumbres populares en Pakistán, donde muchas personas creen que esto ayuda a que sus plegarias sean escuchadas.
El sufismo, rama mística y tolerante del islam llegó a Pakistán a través de predicadores errantes en el siglo XIII. Los sufíes creen en los santos que, según ellos, interceden directamente por ellos ante Dios. No tienen jerarquía ni organización, y buscan la comunión espiritual a través de la música y el baile en los templos dedicados a los santos.
Se calcula que todavía hay millones de practicantes de esa confesión en el país, aunque en las últimas décadas esta rama del islam ha perdido adeptos frente a otras interpretaciones más conservadoras.
Grupos como el Estado Islámico (EI) o los talibanes han atacado en varias ocasiones a esta comunidad, a la que consideran como herética.