"Usted va al mercado, y puede pagar entre 200 y 500 dólares por tener un migrante" y utilizarlo para "sus tareas", declaró a los medios el jefe de la misión de la OIM en Libia, Othman Belbeisi, desde Ginebra.
En un comunicado, la OIM explica que su personal en Libia y en Níger pudo reunir testimonios "chocantes" de migrantes, que describieron la existencia de "mercados de esclavos" en los que cientos de hombres y mujeres eran puestos a la venta en plazas públicas o garajes.
Se trata de "gente vendida en público, sentada en el suelo", explica a la AFP un portavoz de la OIM, Leonard Doyle.
En el comunicado, la OIM cita el terrible caso de un migrante senegalés, cuyo nombre se mantiene en el anonimato. Este hombre tuvo que pagar unos 320 dólares a un traficante de seres humanos para poder llegar hasta Libia desde Agadez, en Níger.
Tras dos días en el desierto, en un vehículo todoterreno conducido por un hombre, llegó a Sabha, en el suroeste de Libia. El conductor del coche afirmó entonces que no había sido pagado por el "traficante" y llevó al senegalés hasta un "mercado de esclavos".
Según la OIM, migrantes subsaharianos fueron comprados y vendidos en ese mercado, situado en un aparcamiento, por libios ayudados por ghaneses y nigerianos, que trabajaban para ellos.
Después de ser vendido, el migrante senegalés fue trasladado a distintos lugares, como "cárceles", donde los migrantes eran torturados, mientras que sus secuestradores exigían a sus familias un rescate para ponerlos en libertad.
Este hombre consiguió al final evitar ser más maltratado al convertirse en traductor para los secuestradores.
Según los testimonios recogidos por la OIM, las mujeres terminaban siendo esclavas sexuales.
"La situación es desastrosa. Sabemos que los migrantes que caen en manos de los traficantes se enfrentan a la malnutrición de forma sistemática, a los abusos sexuales e incluso a la muerte", informó el director de las operaciones de urgencia de la OIM, Mohamed Abdiker, en el comunicado.