Hubo quien lloró de emoción. Los simpatizantes de Emmanuel Macron y de Marine Le Pen daban rienda suelta a su alegría la noche del domingo, los unos por el hito conseguido y los otros por la oportunidad de revancha.
Son las 20:00, la primera proyección de los resultados de la primera vuelta aparece en las pantallas de televisión. Macron, 23,7 %. Le Pen, 21,7 %.
"¡Macron presidente!", gritan los simpatizantes del joven candidato centrista y proeuropeo Emmanuel Macron, reunidos en el centro de convenciones de la Porte de Versailles, en el sur de París.
"¡Vamos a ganar!", replican los militantes del Frente Nacional, 300 km más al norte, en la ciudad de Hénin-Beaumont, uno de los feudos del partido de extrema derecha.
Los dos candidatos que disputarán la segunda vuelta de las presidenciales, el 7 de mayo, aparecerán más tarde, sonrientes, incluso radiantes, ovacionados por sus partidarios.
En la Porte de Versailles, en París, donde se congregaban más de un millar de periodistas, incluyendo 600 medios internacionales, el ambiente acaba pareciéndose al de una discoteca, con luces de color azul y rosa proyectándose en el escenario, como una metáfora de los apoyos de la izquierda y la derecha al héroe del día.
Foto: AFP
El acontecimiento había empezado bajo fuertes medidas de seguridad: cuatro controles de identidad y uno explosivos efectuado por un perro de raza cocker de color marrón.
En una amplia sala algo fría, frente a la gran tarima decorada con el lema "En marche!", la mayoría de los militantes presentes llevan camiseta, bolsa de tela e insignias con el estampado "Emmanuel Macron presidente".
Entre ellos también hay extranjeros, como dos estudiantes del prestigioso instituto de Ciencias Políticas Sciences Po, Helena, estadounidense de 23 años, e Inga, ucraniana de 22, que lucen camisetas "En Marche" turquesa y rosa.
Para Inga, el discurso de unos y otros sobre Rusia también es importante. "No quiero un candidato que pida financiación a Rusia o que asienta ante todo lo que dice Vladimir Putin".
"Enderezar Francia"
"¡Marine presidenta!", "¡Vamos a ganar!", exclaman por su parte los simpatizantes del Frente Nacional, criticando a Macron "el mundialista".
No esconde su satisfacción con esta candidata "clarividente, que nunca ha cambiado de línea política desde 2011 y que es la única que puede enderezar Francia".
En torno a él revolotean decenas de banderas francesas o de carteles donde se lee "Marine presidenta", alzados por los entusiastas militantes, confiados en un triunfo en la segunda vuelta.
Audrey, de 47 años y con abrigo de piel blanco sobre los hombros, defiende, exultante, que con su candidata, "por fin Francia (será) para los franceses", asegurando sin embargo que ella "no es racista".
Sin embargo, la segunda vuelta se anuncia ardua para el Frente Nacional, pues la mayor parte de los candidatos han instado a "frenar" el extremismo y el "caos" temido con la salida del euro, preconizada por Le Pen.