GEl Estado Islámico (EI) es el objetivo de una ofensiva de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) que lograron expulsar a los yihadistas del 90 % de Tabqa (norte), una ciudad clave rumbo a Raqa, considerada la capital de los yihadistas en Siria.
El presidente estadounidense, Donald Trump, cuyo país dirige una coalición internacional contra el EI que apoya especialmente a las FDS, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, afirmaron su voluntad de coordinar su lucha antiterrorista y discutieron sobre la posibilidad de crear zonas humanitarias, durante una entrevista telefónica sobre Siria.
Pese a la creciente presión, el EI, que ha perdido terreno en Siria y el vecino Irak, logra perpetrar sangrientos ataques.
En el noreste de Siria, cerca de la frontera con Irak, cinco kamikazes del EI se hicieron estallar cerca y dentro de un campo de refugiados iraquíes y de desplazados sirios, a lo que siguieron intensos combates con las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Al menos 46 personas, incluidos 31 civiles, murieron y decenas resultaron heridas en el ataque contra este campo de refugiados situado en la región de Rajem al Salibi, en la provincia de Hassaké, según el OSDH.
El EI reivindicó el ataque a través de su agencia de propaganda Amaq, afirmando que un grupo de yihadistas atacó a las FDS cerca del campo temporal que alojaba a 300 familias iraquíes y sirias.