Una de las grandes promesas de campaña de Donald Trump, la derogación de la reforma sanitaria de Barack Obama, conocida como 'Obamacare', quedaba este martes enterrada en el Congreso, después de que varios senadores anunciaran su oposición.
El multimillonario empresario parecía resignado al bloqueo parlamentario de la reforma del sistema de cobertura de salud, y declaró que la ley de 2010 de todas maneras terminaría cayendo.
El presidente no se imaginaba que cumplir la promesa republicana de derogar la ley seguiría sin cumplirse este verano boreal.
En enero preveía una derogación rápida, pero el plan imaginado por la mayoría, a mitad de camino entre una derogación y una reforma, se enfrentó a la oposición conjunta de conservadores y moderados.
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La mayoría anunció el lunes un plan B: votar una derogación lisa y llana del 'Obamacare' sin presentar aún una nueva propuesta, desafiando a los senadores de la bancada del partido a que se opusieran a lo que habían prometido a sus votantes.
El Congreso habría tenido entonces dos años para preparar con cuidado una hipotética reforma del sistema de salud sobre nuevas bases.
Pero ese plan B fue torpedeado este martes por al menos tres republicanos moderados, Susan Collins, Shelley Moore Capito y Lisa Murkowski, que representan a otros tantos estados en los que el acceso a la atención médica en zonas rurales podría terminarse si se derogaba totalmente la Obamacare.
"No vine a Washington para perjudicar a la gente", dijo la senadora Moore Capito.
Frente a esas defecciones, se esperaba que el hombre fuerte del Senado, Mitch McConnell, decida entre enterrar el proyecto u organizar una votación condenada al fracaso.