"Gran día para el servicio de Salud. Después de 7 años de conversaciones, veremos pronto si los republicanos están dispuestos a dar el paso", escribió el martes el presidente Donald Trump en su cuenta oficial de Twitter.
Ante su petición expresa, el jefe de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, se decidió organizar esa votación en suspenso, después de varias postergaciones desde junio.
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Es poco lo que está en juego en la votación del martes: se trata solo de abrir formalmente el debate sobre la derogación de la ley demócrata de 2010. Nada puede estar en la orden del día del Senado sin esa votación de procedimientos.
Pero un voto negativo supondría, por el momento, el fin del proceso. Esto sería un golpe contra el Partido Republicano y contra Trump, que han puesto todo su peso sobre la balanza para cumplir con una vieja promesa de campaña.
"Cada senador que vote en contra está diciendo a Estados Unidos que la pesadilla (Obamacare) es aceptable", había insistido Trump el lunes.
El mandatario reprendió de manera pública el lunes por la noche al secretario de Salud Tom Price, al decir frente a una audiencia:
Pero el asunto está estancado desde enero. La mayoría republicana en realidad está dividida entre las alas conservadoras y moderadas del partido.