Varios informes emitió la Unidad de Análisis de Información Penitenciaria con relación a la existencia de disputas entre el exmilitar Byron Lima y el supuesto narcotraficante Marvin Montiel Marín, alias “el Taquero”. En uno de los documentos incluso se recomendó el traslado de ambos reos a otros centros carcelarios.
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De igual forma, en los informes se advertía que existía riesgo para la integridad de Lima.
Las investigaciones del Ministerio Público (MP), Ministerio de Gobernación y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) revelaron que Montiel fue quien ordenó el asesinato de Lima y de los integrantes de su estructura, además gestionó el ingreso de armas y delegó funciones para cometer el crimen.
Lucha de poder
Las autoridades dijeron que las confrontaciones entre ambos privados de libertad se dieron por temas de obtener el control en la prisión.
“Entre Montiel Marín y Lima existía un enfrentamiento por obtener el control de Pavón para cada uno hacer lo que quería: Lima tener control absoluto del centro y Montiel manejar sus negocios”, detalló el jefe de la CICIG, Iván Velásquez.
La fiscal general del MP, Thelma Aldana, explicó que las normas impuestas por Lima incomodaron a Montiel.
Lima ejerció poder y control en Pavón y también tenía negocios ilícitos. Desde que ingresó reclutó a los llamados “voceros” de los reclusos de la Granja Penal y se proclamó vocero único, explicó la fiscal general.
“Además, formó grupo armado para su seguridad, el cual se comunicaba vía radio y le informaba acerca de todo lo que sucedía en Pavón”, añadió Aldana.
Luego definió controles de visitas y fijó normas de ingreso de bienes e insumos y uso de bartolinas.
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Tras asumir el control de la cárcel, Lima comenzó a ingresar y vender clandestinamente licor.
Asimismo, se dio a conocer que el exmilitar había establecido normas de tránsito dentro del penal días antes de su muerte, para lo cual extendía gafetes a los internos, los cuales servían “como derecho de paso” por los diferentes sectores de la cárcel.
De acuerdo con Aldana, “los presos no podían ingresar a ciertos sectores sin identificación. Y por los carné se les cobraba una cuota mensual”.
Los negocios de “el Taquero”
Montiel reclutó “a buena parte de la competencia” para monopolizar la venta de droga dentro de la prisión, incluso quienes antes se encargaban de comercializar las sustancias ilícitas se convirtieron en los distribuidores de su estructura.
“Contrario a Lima, Montiel no buscaba el control de la población reclusa, sino perseguía beneficios económicos producto de la venta de drogas y otros ilícitos”, indicó la fiscal.
Añadió que al llegar a Pavón, Montiel hizo un estudio de mercado y decidió bajar el precio de la droga y ofrecer sustancias de mejor calidad para “darle mayor beneficio” a sus clientes. Luego desplazó al anterior grupo de vendedores y monopolizó la venta de la droga.
Para tener una fachada para sus negocios ilícitos, Montiel le compró una carpintería a Héctor Ramos, otro de los reclusos.
Eso le permitía ingresar drogas, armas, licores y otros ilícitos a la prisión, pues los ocultaba entre los materiales para la carpintería, detalló Aldana.
Así obtuvo poder Montiel en la cárcel, lo que generó conflictos con Lima Oliva, mencionaron las autoridades.
Vejámenes
Las rencillas con Lima se iniciaron a partir de que Lima estableció una serie de controles en la prisión.
Pero también por la existencia de vejámenes cometidos por la estructura del exmilitar contra los miembros de la organización de Montiel e incluso de quienes lo visitaban.
“En ocasiones hubo registros arbitrarios y fueron encerrados”, explicó Velásquez.
Las autoridades dijeron que las confrontaciones se iniciaron desde 2015, cuando ambos estaban recluidos en el cuartel Matamoros.
Y cuando los trasladaron a Pavón, las tensiones se mantenían; sin embargo, fueron en incremento entre los meses de mayo y junio, y finalmente en julio “el Taquero” ordenó matar a Lima.